Melilla y la simbología franquista
Quisiera profundizar acerca de una frase del magnífico reportaje sobre Melilla publicado el domingo 7 de julio y firmado por Soledad Gallego. Dice que 'existe una pequeña estatua, tamaño natural, del comandantín Franco que fue rociada en su día con pintura entre azul y lila y que ofrece un aspecto muy divertido'. Pues bien, no sólo existe esa estatua de Franco (por cierto, no es a tamaño natural, es bastante mayor), también hay un enorme monumento de la victoria (de Franco) en mitad de la avenida principal, en la fachada de la Comandancia Militar, y bajo un gran escudo del águila franquista dos grandes placas de bronce reproducen el último parte de la guerra civil y el telegrama del alzamiento; una cruz de los caídos (ya se imaginan de qué caídos) de más de cinco metros, además de un sinnúmero de calles y otros 'detalles'.
Todos estos monumentos han sido pintados de malva por ciudadanos indignados, unos de forma clandestina y otros abiertamente. Existe un grupo en la ciudad llamado Cocisfra (Colectivo Ciudadano para la Supresión de Símbolos Franquistas) integrado por varios partidos políticos, sindicatos y asociaciones diversas que viene luchando denodadamente y por todas las vías para que se retiren estos homenajes a la dictadura.
A mí también me parecería muy divertido el asunto si no fuera porque cuatro pesonas están acusadas de pintarlos por la ciudad autónoma y se les pide un año de cárcel y una fianza de 3.500.000 pesetas (por cierto, una de estas cuatro personas es Yonaida Sel-lan, que sacan en dicho reportaje). No crean que es una reivindicación trasnochada; como ven, aquí las autoridades defienden la odiosa simbología franquista con uñas y dientes. En cuanto a la recuperación de la memoria histórica, más importante que lo de Annual como menciona en el reportaje, me parece decir la verdad acerca de lo que pasó aquí el 17 de julio del 36 y posteriormente. Hay personas que por hacerlo están también denunciadas y perseguidas políticamente.
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