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Crónica:MÚSICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Viejos maestros del cante

La discografía actual está realizando una auténtica labor de salvamento de grabaciones de épocas pasadas, muchas de las cuales no conocían el compacto y algunas ni siquiera el microsurco. Una de las firmas que se distinguen en este empeño es Sonifolk, que periódicamente saca al mercado discos dedicados a cantaores hace tiempo desaparecidos, por lo que ha merecido el último premio nacional de la Cátedra de Flamencología de Jerez 'a la mejor producción de obras fonográficas de cante flamenco'. Un ejemplo significativo es el disco dedicado a Antonio Pozo, El Mochuelo (Sevilla, 1868-Segovia, 1937), cantaor que no llegó a vivir la época del microsurco. Pero sorprendentemente es quien cuenta con más registros sonoros en el flamenco, desde los tiempos de los cilindros de cera hasta algunos años antes de su muerte. Otro disco muy interesante de Sonifolk, que acaba de aparecer, es el dedicado a Juan Valencia, Mojama (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1892 o 1898, según distintos autores-Madrid, 1957), cantaor exquisito, calificado por González Climent como el más descarnado y estilísticamente cruel del siglo. La poca discografía que dejó está ayudando de manera decisiva a su revalorización actual, pues fue cantaor habitual de reunión a quien en vida sólo conocían los cabales, y no todos. Estos registros datan de 1928.

La discográfica catalana Divucsa ha comenzado a lanzar una serie de grabaciones procedentes de los fondos de Belter. Este sello tuvo gran popularidad hacia los años sesenta del siglo pasado, grabando mucho flamenco con un sentido liberal que daba cabida a casi cualquiera que era o quería ser alguien entonces. No todo era calidad, por supuesto, pero hoy incluso lo que entonces pudo parecernos flojo adquiere un interés añadido por el tiempo transcurrido. Los cuatro títulos editados, en cajas de tres compactos cada una, comprenden otras tantas antologías de cantaores que ya entonces eran famosos y que después lo fueron más.

La de mayor interés es la selección de Fosforito (Puente Genil, Córdoba, 1932) con la guitarra de Paco de Lucía, siendo éste casi adolescente aún y acompañando al cante ya como un maestro consumado. Muy interesante es asimismo la Historia del cante de Porrina de Badajoz (Badajoz, 1924-Madrid, 1977), cantaor demasiado olvidado hoy, inmerecidamente pues fue notable y desde luego la primera voz del cante que ha dado Extremadura. La antología de Juan Valderrama (Torredelcampo, Jaén, 1917) demuestra el saber del cantaor, pero a mi juicio le perjudica su afán didáctico, con explicaciones previas a cada cante y unos pretenciosos recitados. Y Pepe Marchena (Marchena, Sevilla, 1903-Sevilla, 1976), autor de unas controvertidas Memorias antológicas del cante flamenco, es... Marchena, autotitulándose 'maestro de maestros': un cante preciosista que encantará a sus incondicionales.

Interesantes asimismo -algunas espléndidas- recuperaciones las que está haciendo El Flamenco Vive, la tienda de Madrid especializada en lo jondo, a través de grabaciones del grupo BMG (RCA, Ariola, Zafiro, etcétera), ediciones limitadas y numeradas, que están teniendo una buena acogida por aficionados de todo el mundo. Las últimas son una de La Perla de Cádiz (Cádiz, 1925-1975), no de las mejores por la relativa entidad de algunos de los cantes que contiene, y la titulada Agujetas tres generaciones, con dos compactos y ésta sí de gran interés, pues agrupa registros del Viejo Agujetas, de su hijo Manuel y del hijo de éste, el joven Antonio, quien como cantaor no está evidentemente a la altura de sus predecesores. En algunas de estas grabaciones detectamos una vez más la desaprensiva práctica de ciertos flamencos de firmar la autoría de temas perfectamente indentificables como populares. Hoy sigue haciéndose, sin que nadie ponga coto a tan miserable práctica.

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