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DON DE GENTES
Columna
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La degeneración de Occidente

Elvira Lindo

NO TODO EN MI VIDA es jijí jajá, no vayan a creer. Inclusive en lo tocante a mi matrimonio: no todo es armonía. Tenemos rifirrafes, como los tuvieron Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, como María Jiménez y Pepe Sancho, como Víctor y Ana. Tenemos crisis. Hay días en los que mi santo entra por esa puerta y dice: 'Coño, me estás hundiendo, esto no es normal, voy a por el periódico y me dicen los Marianos (los hermanos quiosqueros): qué morro tenéis los escritores, aquí estamos nosotros como perros en nuestra caseta mientras vosotros, hale, de turismo por Eivissa (Ibiza); luego voy a la librería Antonio Machado y me dice la dueña, Mari Paz: ¿cuándo habéis vuelto de Eivissa?, y yo le digo: hija, qué control, y ella dice: es que ya no tenéis vida privada, desengáñate. Y se ha echado a reír como una posesa. Esto hay que pararlo, Lindurri, porque los escritores debemos tener misterio, y estás consiguiendo que tengamos menos que Carmen Ordóñez'. Mi santo es que le da una importancia desmedida a la vida privada, y yo en eso soy un poco Ordóñez, lo reconozco: la vida privada hay que airearla aunque sea mintiendo. Lo único que nos diferencia es que ella le saca al asunto pingües beneficios y yo no. Y lo lamento. Porque si se da el caso de que me cojo un pedo con mi amiga Geli Albaladejo (véanla en Rencor) en el Hot, donde Geli es la Reina del Plumerío, echo en falta que no haya ni un mal fotógrafo en la puerta, y si se da el caso de que me pongo con las bolas al vent (se me ha pegado el mallorquín) en el Mediterrani parece no importarle a nadie, sólo a mi santo, que no es partidario, y si me fumo un porro con Eulalia Ramón, en plena calle, antes de entrar a la fiesta de la Benarroch, los fotógrafos ni puto caso, oyes, ellos nada más que esperando a la Preysler. Donde la Benarroch es mejor fumarse el porro fuera, no porque ella te regañe, sino porque en una de esas que anda el porro de mano en mano entre el mogollón le das un toque a un abrigo de pieles de su nueva colección, se quema dicho abrigo y te sale el porro por cuatro millones de pelas y a mi santo no le gusta que me gaste tanto dinero en drogas. Pero a lo que voy, que ahí estaban todas las televisiones y no te creas que nos enfocaron una chispilla. Uno se pregunta: ¿por qué las revistas literarias no pagan exclusivas? Te ponen verde y encima no te llevas un duro. Yo sería feliz si me tomaran unas fotos como a Jennifer Anniston con las tetas al wind (al viento) en mi mansión de Los Ángeles. No sé a qué coño el disgusto que se pilló. Yo la envidio por:

1. Gozar de esa turgencia pectoral.

2. Tener una mansión en Los Ángeles.

3. Poder reclamar una pasta a las revistas que las publicaron.

4. Ganar los juicios en defensa de su intimidad y llevarse una pasta.

Pero ya te digo, a mi santo le preocupa que perdamos intimidad, y a mí lo que me preocupa es que no le estoy sacando a esto un dinerete. Me pagan lo que a cualquier columnista, y digo yo que quedar en ridículo semanalmente tendría que tener una mayor retribución. Lo digo sin ánimo de lucro. Pero no todo son penas; a mi santo le concedieron el otro día la Pluma de Plata y me la he quedado yo, con permiso del jurado, porque le dije: tú eres muy sencillo y estos lujos no te pintan; si en cambio, a mí, los oros y las platas me tiran, soy gitana legítima. En el acto saludé a Gallardón, que siendo del PP como es, me cae bien el tío, he de reconocerlo. Son fenómenos extraños. El periodista Calvo Hernando me confesó que para él no había fenómeno más extraño que el que mi santo y yo nos lleváramos bien. Me dijo que en su casa ése era un tema de debate frecuente. Cierto: somos una pareja extraña. Pero, ¿es que la vida no es extraña? Hay días en los que incluso hay secciones en este periódico más absurdas que la mía. El otro día leí que Fraga daba un curso de democracia en Rusia. Se me erizó el vello. Dado que Fraga es inmortal, es posible que al ritmo que lleva dentro de unos años sea el líder de los verdes y se bañe en Palomares en pelotas. La misma semana, los comunistas se daban el pico con los obispos vascos. Desde aquí te lo digo, Llamazares, ahora que ya tienes muñeco de guiñol, explícamelo. Un cura austriaco aparecía en una revista haciendo striptease; la Iglesia católica americana decía que a los curas se les perdonará que metan mano a los niños si lo hacen sólo una vez, y la infanta Elena bailaba (los brazos se le iban incontrolados) como una posesa con Bisbal. Así que al lado de esta fauna, creo que escribo una de las secciones más castas del periódico. Hasta Nacho parece querubín visto como está el patio. Por cierto, yo seré sinvergüenza, vale, pero mis lectores no me andan a la zaga. Una lectora del mismo Valencia me manda una foto de García Alix en la cual está mi Nacho en estado de erección brutal, cogiéndose el destacado miembro con la mano. Y yo me pregunto: ¿no estaré contribuyendo a la degeneración progresiva de España? Por cierto, que Enrique Polanco me ha pedido que presente la guía España para gays y lesbianas. ¿Por qué yo?, le digo; porque eres muy maricona, me contesta. No digo yo que no.

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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