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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

Los obispos vascos creen que ilegalizar Batasuna provocará más confrontación

La pastoral reclama diálogo entre los grupos políticos y el acercamiento de presos a Euskadi

Los obispos del País Vasco han expresado en una carta pastoral conjunta difundida ayer su preocupación por 'algunas consecuencias sombrías' previsibles de la eventual aplicación de la Ley de Partidos, que afectarían negativamente 'a la conviviencia y a la causa de la paz'. El documento, titulado 'Preparar la Paz' y firmado por los prelados de Bilbao, San Sebastián y Vitoria, elude analizar los aspectos técnicos de la Ley de Partidos, pero aventura repercusiones en el clima social, que 'deberían ser evitadas', dice, 'sean cuales fueren las relaciones existentes entre Batasuna y ETA'.

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La pastoral se adelanta a requerimientos que se estaban gestando en las bases eclesiales para que los obispos vascos se pronunciaran sobre la Ley de Partidos, como se admite de forma genérica en la introducción. Se refiere en ella a 'la crudeza y oscuridad del momento presente', que reclamaría de los obispos 'una palabra pública y explícita'. 'Numerosos cristianos la están demandando. Muchos ciudadanos la están esperando', indica el documento. Lo suscriben los obispos de las tres diócesis de Euskadi -Ricardo Blázquez y su auxiliar Karmelo Echenagusia (Bilbao), Juan María Uriarte (San Sebastián) y Miguel Asurmendi (Vitoria-, pero no está firmado por el arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián, quien ha participado, sin embargo, con sus colegas del País Vasco en otras cartas pastorales e iniciativas conjuntas, como el gran acto por la paz que convocaron el 13 de enero de 2001 en Armentia, cerca de Vitoria.

Aunque en sus ocho folios la carta aborda 'los rasgos más preocupantes de nuestra situación presente', el aspecto más novedoso es el cuestionamiento que hace de la ilegalización de Batasuna por las 'consecuencias' que tendría sobre la vida social, 'ya gravemente alterada', del País Vasco. Los obispos evitan un juicio sobre 'los aspectos técnicos' de 'un asunto candente y resbaladizo' y tampoco abordan, por precipitada, una 'valoración moral ponderada' de la Ley de Partidos. Se limitan a apuntar que el proyecto 'despierta adhesiones y críticas entre los expertos' y recogen que las razones aducidas para justificar la eventual puesta fuera de la ley de Batasuna son básicamente dos: 'no es justo que un partido vinculado a ETA goce de la cobertura de la ley; la ilegalización debilitará el apoyo que Batasuna ofrece a ETA'.

Sin embargo, afirman que comparten con 'un porcentaje mayoritario de ciudadanos de diversas tendencias políticas' de sus diócesis la inquietud por los efectos 'sólidamente probables' que tendría la aplicación de la ley y que 'deberían ser evitadas', recalcan, 'sean cuales fueren las relaciones existentes entre Batasuna y ETA'. En este sentido, aventuran que la convivencia sufriría 'un deterioro mayor en nuestros pueblos y ciudades' y se agudizarían 'la división y la confrontación cívica'. Y añaden que ese 'clima social' no va a favorecer 'la seguridad de los más débiles: los amenazados', sino que la hará 'más precaria'.

En otros puntos, los obispos se declaran también preocupados por el bloqueo y la 'grave incomunicación' política que subsiste un año después de las últimas elecciones vascas y reiteran su condena sin paliativos de la violencia -'La valoración moral del terrorismo de ETA ha de ser, pues, gravemente negativa'. 'Dicha valoración', precisa el documento, 'afecta en la debida proporción a todas aquellas personas o grupos que colaboran con las acciones terroristas, las encubren o las defienden'-.

Asimismo se expresa la solidaridad con las víctimas y amenazados, especialmente los concejales del PP y PSOE. Para los obispos, atentar contra un concejal es 'asestar un duro golpe a la democracia' e impedir por esta vía que se presenten candidaturas a las elecciones municipales, 'herirla gravemente'. Los obispos muestran en otro apartado su preocupación por las noticias habidas de malos tratos a detenidos, de las que se han hecho eco 'voces autorizadas' como Amnistía Internacional o Gesto por la Paz. Igualmente abogan porque no se confunda 'nacionalismo con terrorismo', como hacen 'frecuentemente' 'políticos o comentaristas'. La pastoral concluye recordando que 'optar por la paz' requiere que cada opción política acepte recortar su proyecto de país para lograr un 'proyecto compartido', al tiempo que pide el acercamiento de los presos como 'gesto de humanidad' hacia sus familiares.

De izquierda a derecha: Ricardo Blázquez, Miguel Asurmendi, Juan María Uriarte y Karmelo Etxenagusia.
De izquierda a derecha: Ricardo Blázquez, Miguel Asurmendi, Juan María Uriarte y Karmelo Etxenagusia.JOSEBA EGUÍA

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