La idea de Pompeyo

La ciudad de Itálica vivía en la dulce indolencia de los días que se repiten sin apenas diferencia. Si la felicidad se resume en la ausencia de conflictos que enturbien la rutina cotidiana, Itálica era una ciudad feliz, 'acogedora', 'hospitalaria' y 'la más bella antes de pasar lo que pasó'. Un día las cosas cambiaron. Pompeyo, un genio de la bioquímica que aúna la grandeza científica con las ideas sociales más revolucionarias, somete a Itálica a un formidable experimento. Los habitantes de Itálica se vuelven invisibles. El experimento ideado por Pompeyo alcanza sus objetivos. 'Itálica -o lo que aún queda de Itálica-' se convierte en una ciudad sin leyes, sin políticos, sin trabajo y sin dinero. Éste es el atractivo planteamiento de La ciudad invisible, de Edmundo Díaz Conde, que fue finalista del 33º Premio Ateneo de Sevilla y que acaba de publicar la editorial Algaida. Díaz Conde (Ourense, 1966) es licenciado en Derecho y reside en Sevilla. Su primera novela, Jonás el estilita, obtuvo el III Premio Ciudad de Badajoz.

'Hace año y pico, Itálica rondaba los quinientos mil habitantes de los cuales una porción no despreciable, en la que me incluyo, residía en su casco histórico No éramos, nunca lo fuimos ni lo seremos -ni lo hubiéramos querido tampoco-, una ciudad industrial. Aquí no sopló nunca el viento aciago del progreso. Había un no sé qué en el plácido espíritu de la urbe que nos propulsaba, no hacia lo que el mundo capitalista asimila como progreso, ni tampoco en la dirección contraria, sino en una dirección distinta, llamémosla retadora, que siempre ha desorientado pero seducido a todos los forasteros', relata un personaje de la novela. Con su río Guadalix atravesándola, ¿a qué ciudad se parece Itálica? /