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Reportaje:

Hilo musical entre Alicante y la UE

Una rapsodia compuesta en La Albufereta suena tres veces a la semana en la Gran Plaza de Bruselas

Bruselas, la antigua ciudad de los pantanos, es la capital de la Unión Europea. Su Gran Plaza pasó de ser un mercado rodeado de canales a convertirse en uno de los conjuntos arquitectónicos más sobresalientes del viejo continente. Hoy es admirada como una auténtica joya. Jean Cocteau la definió como el más bello teatro del mundo. El empedrado de este corazón cuadrado de Flandes ha vivido páginas sobresalientes del libro de la historia de Bélgica. Por uno de los ventanales que dan a la plaza, el Duque de Alba vio ejecutar a los patriotas Egmont y Hoorn.

Ha pasado el tiempo, y ahora en la Gran Plaza sólo se escucha música compuesta en Alicante. Así lo confirma el propio responsable de este fenómeno cultural, Didier Van Damme, el compositor belga autor de la Rapsodia de Alicante. Cada jueves, a las 19.00 horas, y cada sábado, a las 14.00 y a las 19.00, la megafonía de la plaza mayor de Bruselas empieza a difundir los sones de esta obra sinfónica que 'ensalza los lazos de amistad entre las regiones de la Comunidad Europea'. El programa se alargará hasta el mes de octubre.

Didier Van Damme ha trabajado durante 30 años como funcionario cultural en un despacho de la Gran Plaza. En la década de los cincuenta, vivió en Alicante, cerca de la playa de La Albufereta. Allí compuso su Rapsodia de Alicante, una música 'que sale del corazón y va al corazón, espontánea. Lo único que pretende es llevar un poco de calor humano a un vasto público'.

La Rapsodia de Alicante, de 20 minutos de duración, es una de las cuatro composiciones que integran el Concierto de la Reina, que Van Damme acabó en los años sesenta. 'Es el único disco que se puede comprar en el Palacio Real de Bruselas', declara el músico, tocado con una incipiente barba blanca. De su rostro destacan unos ojos chispeantes que parecen encerrar las travesuras del héroe belga de los cómics: el inolvidable Tintín.

Didier Van Damme reparte su admiración entre la reina Fabiola, la española que se hizo un hueco en el corazón de los belgas, y Alicante. En un día plomizo, de llovizna, recuerda con más fuerza su estancia mediterránea. 'La arena y el agua formaban mi universo favorito. Había estudiado la música de Falla, Albéniz y Granados. Todo ello y la belleza del lugar, la amistad, el amor... confluyeron en una gran inspiración. Así surgió la Rapsodia de Alicante, una obra de resonancia universal. Era joven, conocía a muchas chicas amables, apasionantes, contaba con numerosos amigos. Era un romántico, me embargaba el lirismo. Alicante quedó como una parte de mi cuerpo. Siempre que viajo recuerdo a Alicante, siempre'.

La Rapsodia también forma parte del repertorio del pianista Alejandro Picó-Leonís, graduado en el Conservatorio Superior de Música Oscar Esplá de la capital alicantina. Picó-Leonís, llamado el nuevo José Iturbi, estrenó en Nueva York la Rapsodia para orquesta sinfónica y piano.

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Van Damme parece fruto del vínculo privilegiado que floreció entre España y Bélgica con motivo del matrimonio entre el rey Balduino y Fabiola. El artista se muestra generoso y sencillo. Desde las brumas del norte de Europa subraya que 'Alicante es... soñar'.

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