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El público del Auditorio abronca a la Orquesta Nacional

Dos sectores se enfrentaron ayer con dureza en el concierto matinal

Jesús Ruiz Mantilla

El 'mal ambiente' del que hablaba un portavoz de la Orquesta Nacional el pasado viernes se trasladó ayer al público del Auditorio Nacional. Cuando el concertino empezó a afinar para el concierto matinal, el público increpó a los músicos, que se han negado a hacer ensayos extraordinarios para interpretar la Novena sinfonía de Mahler con el director Eliahu Inbal. '¡Zánganos!', '¡Vagos!', '¡Funcionarios!', '¡A estudiar!', les dijeron, entre otras cosas.

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Eliahu Inbal había decido cambiar el programa ante la negativa de los músicos de hacer ensayos extraordinarios para preparar la difícil y extensa Novena de Mahler. El programa fue por ello sustituido por el Concierto para violín y orquesta de Jachaturián y la Primera de Mahler. La bronca se prolongó más de 10 minutos.

Tras el desahogo llegó también el aplauso. Ayer el público de Madrid demostró que se toma las cosas de la música clásica con pasión, y después de abroncar a la orquesta, ovacionó al final del concierto para certificar un rotundo éxito. En medio hubo también explicaciones de Salvador Escrig, el primer chelo y portavoz de la formación actualmente. Ante los insultos del público, Escrig decidió dar explicaciones: 'Respeten nuestro descanso', pidió sobre el escenario. Pero parece que su argumento no convenció del todo a un sector que seguía increpándole por la negativa a hacer cinco ensayos extraordinarios para tres conciertos: el de ayer, otro con La consagración de la primavera, de Stravinski, que tiene previsto dirigir Rafael Frühbeck de Burgos, y otro más que hay programado con Cristóbal Halffter en el podio y obras de Rossini, Schönberg y él mismo.

Escrig, el pasado viernes, aseguraba a EL PAÍS que existía muy mal ambiente entre el Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem) y la orquesta, que depende de este organismo. Las 39 plazas que hay sin cubrir, el incumplimiento de acuerdos que surgieron tras la última huelga de la orquesta en 1993 y la preparación de un real decreto para reformar de arriba abajo la orquesta, y del que nadie tenía noticia hasta que esta semana se habló del mismo en el Senado, pesan en la actitud de los músicos. Ayer, Escrig aseguraba en público, que ellos, pese a la falta de comunicación con sus responsables, hacen sonar la orquesta con instrumentos propios, particulares: 'Los hemos pagado de nuestro bolsillo y nadie se preocupa por su deterioro debido a las malas condiciones en que nos vemos obligados a guardarlos en el Auditorio', dijo.

Su intervención provocó algunos aplausos y gritos de ánimo. Y sirvió para que se celebrara sin más altercados el concierto, que acabó con varios bravos. Andrés Amorós, director del Inaem, desmentía ayer la falta de comunicación a la que Escrig aludía: 'Hemos mantenido varias reuniones con la orquesta, la última, sin ir más lejos, el miércoles pasado. Me da la impresión de que lo que entienden por falta de comunicación es que se les dé sin más la razón'.

Por su parte, Félix Palomero, director técnico de una orquesta que hace 11 años que no cuenta con un responsable titular, aseguró ayer que el cambio de programa se había anunciado con cuatro días de antelación. Palomero, que no quiere entrar a valorar el altercado, cree que 'no es hora de echar más leña al fuego y sí de buscar una salida a esta situación'.

Concierto de la Orquesta Nacional de España, acompañada del coro, en Santander, dirigido por Frühbeck de Burgos
Concierto de la Orquesta Nacional de España, acompañada del coro, en Santander, dirigido por Frühbeck de BurgosEFE
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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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