Más de cuarenta años de lucha sindical
Desde los años 60, en plena tiniebla franquista, milita en el sindicato UGT. Casi al mismo tiempo, inició su compromiso con el partido socialista. 'Esther es una corredora de fondo de la vieja guardia del movimiento obrero en la Margen Izquierda', la zona obrera por antonomasia del País Vasco, recordaba ayer el secretario general de esta central en Euskadi, Carlos Trevilla, amigo personal de Esther Cabezudo desde hace muchos años. 'No ha tenido vacaciones nunca en su militancia', añadía Trevilla, quien destacó la 'inteligencia, generosidad, constancia y coherencia' de la edil a la que ETA intentó asesinar ayer. Curiosamente, su escolta, Iñaki Torres Mediavilla, también herido ayer, es otro militante ugetista, en la Federación de Servicios.
Cabezudo fue la mujer de confianza de Matilde Fernández cuando la ex ministra dirigía la federación estatal de Químicas de la UGT. Durante varios mandatos, desempeñó el cargo de tesorera en esa federación.
Cuando dejó este puesto al cambiar la ejecutiva de la federación, volvió al País Vasco y después entró como edil socialista en el Ayuntamiento de Barakaldo, en el que lleva trabajando cuatro mandatos consecutivos. Es además trabajadora en excedencia de BVP, una filial de la empresa de bienes de equipo Babcock & Wilcox. 'No era de las que más caña metía en los plenos, intervenía cuando lo tenía que hacer y punto. Todo esto no tiene nombre', clamaba ayer el dirigente y edil de IU en esa localidad, José Navas.
'Estoy bien y animada dentro de un orden', aseguró ayer la teniente de alcalde desde el hospital vizcaíno donde está ingresada en una breve conversación con la agencia Vasco Press. 'Los médicos me han quitado metralla y aquí estoy... descansando. Los médicos me han abierto para sacarme metralla. Me han abierto en el tobillo, en la otra pierna y en el muslo. Y en varios sitios no me han podido sacar metralla. En algunos lugares tengo metralla, pero [los médicos] no pueden sacarla porque está cerca del hueso', añadió. La edil se encontraba con buen estado de ánimo aunque con voz sensiblemente cansada. 'No tengo muchas ganas de hablar', concluyó.
