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Per Barclay muestra en San Sebastián su concepción artística sobre el espacio

El autor noruego presenta en el Koldo Mitxelena fotos e instalaciones

Per Barclay (Oslo, 1955), artista conceptual, no se impone límites cuando se trata de plasmar su obsesión por el espacio. Se sirve lo mismo de la fotografía que de las instalaciones, los objetos-escultura u otras disciplinas para trasladar al espectador la sensación de que tiene cercenados sus movimientos. Barclay inaugura hoy en el centro cultural Koldo Mitxelena de San Sebastián una exposición multidisciplinar en la que muestra piezas llenas de ambigüedad, algunas de ellas expresamente realizadas para esta sala.

La exposición, que permanecerá abierta al público hasta el 21 de abril, es una coproducción entre el Museo Kunsthall de Bergen (Noruega), el Centro de Creación Contemporánea de Tours (Francia) y el Koldo Mitxelena, que apuesta por difundir la obra de un artista que ha desarrollado gran parte de su carrera en Italia y que ha conseguido hacerse un nombre en el panorama internacional del arte.

Sus variadas reflexiones sobre el espacio han llegado a los principales centros de arte europeos y ahora adquieren una dimensión local en San Sebastián. Barclay presenta Koldo Mitxelena 2002, una instalación que exprime las posibilidades que ofrece esta sala de exposiciones. Bajo el chorro de luz que se cuela por la claraboya cenital, el artista ha creado una especie de estanque pintado de negro. Sobre él, ha vertido litros y litros de aceite. Si el espectador se acerca, ve reflejado todo el interior del edificio. 'Me gusta sacar partido al efecto espejo de la imagen y también, naturalmente, crear una sensación de vértigo', afirma Barclay.

Porque es vértigo lo que se siente al acercarse a esta obra. 'Me gustó la fuerza que tiene la impresión de sentirme como en un agujero, y decidí permitir, por primera vez, a los visitantes caminar alrededor de la instalación', explica. La única opción que ofrecía antes era la observación de una perspectiva elegida por él mismo y plasmada en uan fotografía, tal y como puede verse en la serie sobre mataderos que presenta en la sala.

Pero la obra de Barclay va más allá de los interiores inundados. En el KM cuelgan digitalizaciones fotográficas murales, la mayoría de cuerpos desnudos. Son estéticamente bellas, pero también provocan cierta inquietud, como el objeto-escultura Guillotina, con el que Barclay pretende expresar que el siglo XX, en el que se han producido grandes avances científicos, ha sido uno de los más sangrientos.

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