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Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Roa ayuda al Zaragoza a huir de la quema

El Zaragoza y el Mallorca, en la sima de la clasificación, oponían a la vez su situación de estrés y su ineficiencia goleadora. Por eso el partido se decidió de la forma más ingrata posible: un fallo clamoroso del guardameta Carlos Roa propició la victoria del Zaragoza, en un disparo fuerte pero atajable del paraguayo Acuña. Dos inmensos jugadores, de esos que se resisten a caer en el pozo de la Segunda División, frente a frente, con un resultado dispar. Roa ya había manifestado con anterioridad que no tenía su tarde: midió mal las salidas, manifestó nervios en exceso y demostró que sus manos estaban blandas. Le había ocurrido en otro tiro de Acuña y a la segunda oportunidad consumó el error.

ZARAGOZA 1| MALLORCA 0

Zaragoza: Laínez; Komljenovic, César, Paco, Pablo; Juanele (Chaínho, m. 86), Acuña, José Ignacio, Vellisca; Drulic (Jamelli, m. 67) y Milosevic. Mallorca: Roa; Olaizola, Siviero, Nadal, Miquel Soler; Campano (Etoo, m. 55), Marcos, Engonga, Ibagaza (Paunovic, m. 73); Losada (Carlos, m. 73) y Luque. Gol: 1-0. M. 55. Acuña dispara raso desde fuera del área y Roa no acierta a retener el balón que se cuela mansamente en la red. Árbitro: González Vázquez. Amonestó a Engonga, Ibagaza y Carlos, del Mallorca, y a Vellisca, d el Zaragoza. Expulsó, por rotestar, al preparador físico del Mallorca, Zósimo San Román. Unos 25.000 espectadores en La Romareda.

De no haber mediado ese infortunio, ambos equipos podían haber pedido tres prórrogas que ni así hubieran alcanzado la red. Jugaban bien, a buen ritmo, con ida y vuelta, sobre todo en una primera mitad a la que no le faltó fútbol sino goles. El Zaragoza ha invertido mucho dinero en Milosevic y Drulic, ayer juntos al fin, pero a ambos les falta mucho para ser quienes se supone que son. El Mallorca nunca encontró a Luque, su principal artillero (Etoo se quedó en el banquillo muchos minutos) y todo cuanto inventaba se derretía en el área. Así que los veteranos decidieron dar un paso al frente: sobrio Nadal, inconmesurable Paco, con oficio Engonga. Y Acuña, muy por encima del partido, como único consuelo del espectador.

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