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Botín ordena la línea sucesoria y resuelve la crisis

El SCH afrontará este ejercicio con la atención puesta en la fortaleza de capital y la eficiencia

Javier Moreno

Emilio Botín ha nombrado por fin el Consejo de Administración que mejor responde a su concepción de la dirección y objetivos del SCH. La salida de Ángel Corcóstegui, el nombramiento de Alfredo Sáenz como vicepresidente y consejero delegado del SCH y el de Ana Patricia Botín como presidenta de Banesto cierran la gran crisis de la fusión; crisis que, por cierto, ya se había dado por cerrada en ocasiones anteriores.

El ratio de eficiencia del banco es del 54%, mientras que el del BBVA es del 50%. El presidente quiere cerrar la brecha con rapidez
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El miércoles 13 de febrero, tres días después de la junta de accionistas del banco, y tras un consejo de administración de apenas 20 minutos, Emilio Botín, presidente de SCH, cerraba definitivamente el nuevo esquema de poder del banco. La operación incluía la salida de Ángel Corcóstegui, vicepresidente y consejero delegado, quien según la nota oficial de la entidad presentó su dimisión, y su sustitución por Alfredo Sáenz, hasta entonces presidente de Banesto. Ana Patricia Botín será la nueva presidenta de Banesto en sustitución de Alfredo Sáenz. El hermano de Emilio, Jaime Botín (presidente de Bankinter) se convierte en el vicepresidente primero; Matías Rodríguez Inciarte ocupa la vicepresidencia tercera y Francisco Luzón sale notablemente reforzado al tomar la responsabilidad sobre el negocio en América Latina.

Este reparto de poder permite a las personas clave del banco -Jaime Botín, Ana Patricia Botín, Matías Rodríguez Inciarte, Francisco Luzón y Alfredo Sáenz- desarrollar sus funciones en un régimen de autonomía entre ellos y de dependencia directa del presidente Emilio Botín. El nuevo organigrama tiene la virtud de que propone una línea nítida de sucesión, con Jaime Botín y Ana Patricia Botín en las primeras posiciones, al tiempo que sitúa a esa línea sucesoria fuera de debate. Sáenz, Luzón y Rodríguez Inciarte se reparten los trabajos que están, por decirlo así, en las tareas profesionales del SCH.

Así pues, de la estructura de poder de la fusión, compuesta por hombres del Santander y del Central Hispano, ya no queda sino el recuerdo. La dirección del banco queda en el equipo que mejor puede acompañar la línea de dirección de Emilio Botín.

Y el Consejo de Administración, también. Recuérdese que con fecha 9 de febrero dejaron de formar parte del Consejo de Administración del banco Pedro Ballvé, Felipe Benjumea, Gonzalo Hinojosa, Harry P. Kamen y Axel von Ruedorffer. Consejo y gestión están en la onda.

El desafío de la eficiencia

La crisis política no ha sido breve... ni ligera. Se inició en junio de 2001, con la destitución de Luis Abril, responsable de comunicación de SCH. José María Amusátegui, enfrentado a Emilio Botín, dimitió el 15 de agosto después de un enfrentamiento abierto que intentó solucionar con la mediación del Banco de España (que finalmente no se produjo).

Ahora, resuelto el problema político de fondo que ha durado nueve meses, los problemas de gestión deben pasar al primer plano. En la junta de accionistas, Botín detalló los puntos fundamentales de gestión, que prácticamente se resumen en dos. El primero es aumentar el indicador de fortaleza de capital (ratio BIS, que mide la capacidad de respuesta al riesgo, situado actualmente en el 12,04%, el exigido por el Banco de España).

El segundo tiene para Botín el carácter de una obsesión personal: la reducción de gastos y el acrecentamiento de la eficiencia del grupo. El ratio de eficiencia del SCH estaba situado a finales del año pasado en el 54%. Tal cifra significa que de cada 100 unidades de ingresos (pesetas o euros), 54 se pierden en el cuadro de gastos del banco. En la misma fecha, el BBVA, competidor de SCH en España, Latinoamérica y (en el futuro) Europa,presentaba un ratio de 50,4%. Una diferencia que Botín quiere reducir muy deprisa.

Con carácter menos abstracto, la preocupación inmediata es Latinoamérica. Durante el año pasado exigió una dotación extra de 1.287 millones de euros (estaba previsto aportar 1.000 millones). Además, la creación de valor para el accionista se ha resentido. En dos meses, entre el 28 de diciembre del año pasado y el 15 de febrero, el SCH ha perdido en Bolsa un valor equivalente a 2.609 millones de euros (el BBVA ha perdido 3.355 millones) y el PER ha bajado desde el 17,4 al 17,1. En los próximos años, los analistas estiman que aumentará el ritmo de caída. El BBVA seguirá una tendencia parecida.

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