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Modelo municipal contra las escuelas gueto

La ciudad de Banyoles reparte desde hace cinco años los alumnos inmigrantes entre todas las escuelas del municipio

Más de la mitad de los alumnos de las aulas de la escuela El Remei, de Banyoles (Girona), serían ahora inmigrantes si en 1997 la comunidad educativa de esta población de 15.000 habitantes, de los que un 10% procede de la inmigración, no hubiera lanzado un grito de alerta. La advertencia empujó al Ayuntamiento a plantar cara al problema que se les venía encima en forma de gueto escolar, y que no había previsto el departamento de Enseñanza de la Generalitat.

El Plan de Escolarización Extensiva, un proyecto pionero por su extensión y madurez, ha evitado que el gueto residencial en que se ha convertido el barrio donde se ubica la escuela El Remei se traslade a las aulas, entorpeciendo la integración de los hijos de la inmigración. Siete escuelas del término municipal y sus inmediaciones, una de ellas concertada, reciben equitativamente a los alumnos de origen extracomunitario, de modo que que no se supera la cifra de cinco o seis de estos escolares con necesidades educativas especiales en cada clase de 20 alumnos.

El plan se asienta en el absoluto consenso de todas las instancias implicadas: las asociaciones de padres, las organizaciones de inmigrantes y las escuelas receptoras. A diferencia de los planes surgidos de la Administración educativa, que sobre el papel contemplan la redistribución equitativa de los inmigrantes pero no ofrecen los medios necesarios para hacerla efectiva, el Consistorio de Banyoles traslada en autobús cada mañana a unos 80 alumnos de entre tres y ocho años -edades en las que se considera que no pueden desplazarse a pie- a sus respectivos colegios.

Escaso rechazo

Los impulsores del plan rechazan que sea discriminatorio, como mantiene la Generalitat, puesto que redunda en beneficio de los menores. Uno de los padres asegura, muy al contrario, que el traslado en autobús a centros distantes es propio del alumnado elitista. El plan no ha originado quejas importantes ni por parte de los padres de los niños inmigrantes, ni tampoco por parte de los padres de los alumnos del resto de las escuelas.

'Lentamente, todos van asumiendo que este sistema fomenta la integración, la visión plural de la sociedad y evita la formación de aulas gueto', asegura Anna Roura, del Consistorio de Banyoles. En los cinco años que lleva de vigencia, sólo se han dado dos o tres rechazos de familias que reclamaron escolarizar a sus hijos cerca de casa, peticiones que siempre son atendidas, puesto que no se fuerza a nadie a acudir a una determinada escuela.

Un estudio de Xavier Besalú, pedagogo de la Universidad de Girona, constata que el proyecto de Banyoles contribuye a integrar socialmente a los inmigrantes de Gambia y Marruecos, haciendo también que 'la población se adapte a la nueva realidad'. Besalú alerta: 'Las políticas de no hacer nada nos llevan a escuelas etiquetadas negativamente, de las que la población autóctona acaba saliendo'.

Alumnos de una escuela  de Banyoles (Girona).
Alumnos de una escuela de Banyoles (Girona).PERE DURÁN

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