Un doble rasero
La intransigencia de la principal potencia económica europea y sus intereses políticos en plena campaña electoral se impusieron ayer con facilidad en una Unión Europea en la que parecen primar las voluntades por encima de los compromisos. Alemania logró a su manera hacer valer su propia interpretación del Pacto de Estabilidad y su forma de entender cómo y cuándo se deben aplicar los instrumentos recogidos en el mismo para evitar que un Estado miembro se desvíe de los objetivos presupuestarios acordados por los Quince. Y, como afirmaron los ministros de Finanzas austriaco e irlandés, 'en la UE se trata a los países grandes y pequeños con un doble rasero'.
Berlín consiguió lo que buscaba sin prometer nada a cambio y acogiéndose a decisiones de hace cinco años que ella misma impuso. La Comisión Europea, sin embargo, insiste en que con esta solución se va más allá de lo que inicialmente se esperaba con su propuesta de activar el mecanismo de alerta rápida, al contar una fecha precisa de Alemania para el cumplimiento del objetivo primordial del Pacto de Estabilidad: el déficit cero en 2004. El problema está en saber hasta qué punto la credibilidad del trabajo técnico y político del Ejecutivo comunitario como institución será válida en el futuro, sobre todo cuando este litigio de alta política llega de los países más interesados en debilitar su poder de decisión, como son Alemania y Reino Unido.
El ministro de Finanzas portugués, Guilherme d'Oliveira Martins, considera incluso que se ha creado un precedente, y lamentó que no se llegara a tiempo para 'reparar los daños' ocasionados por la posición firme del canciller alemán, Gerhard Schröder, frente a un mecanismo de advertencia que, como explicó el ministro español de Economía, Rodrigo Rato, se trata de 'un procedimiento y no un fin en sí mismo'.
