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Crítica:RENAULT AVANTIME 3.0 V6 Privilege | PRUEBA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Futurista radical, pero sólo por fuera

Tendrán que pasar algunos años hasta que salga otro coche de imagen tan futurista y diferente como el Avantime. Y es que hay pocas marcas dispuestas a asumir riesgos, aunque si no fuera por ellas, no existirían los Mini, Escarabajo, Tiburón..., que se adelantaron a su época. Ni el Voyager y el Scenic, monovolúmenes pioneros.

El Avantime utiliza la originalidad como seña de identidad. Es un automóvil casi de ciencia-ficción que refleja la valentía de Renault, empeñada en inventar nuevos conceptos para repetir el éxito del Scenic y aumentar sus ventas.

El monovolumen cupé

Más información
Suavidad y dinamismo

Este coche inaugura una categoría de coches, y quizá por eso resulta tan difícil saber lo que es como lo que no es. Combina la línea y amplitud de los monovolúmenes, las dos puertas y prestaciones de los cupés, y la resolución interior de las berlinas de lujo. Es algo así como un monovolumen cupé, pero con una estética tan chocante que plantea muchas dudas. Y la primera llega enseguida: ¿quién va a comprar un coche así?

En Renault aseguran que tiene su público, aunque minoritario: 10.000 unidades al año, 500 en España. La mayoría serán conductores maduros de monovolúmenes que, aunque ya no viajan con los hijos porque son mayores, valoran sus ventajas: posición de conducción, sensación de seguridad y espacio. Y como no necesitan siete plazas, piden el dinamismo, la calidad y la comodidad de las berlinas de lujo. Eso es lo que en teoría propone este Renault, aunque en la práctica no lo consigue.

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Más atractivo por delante

Este cóctel innovador es una evolución del Espace con diferente traje. La zona más lograda es el frontal, afilado y con un parabrisas muy inclinado. El lateral integra una enorme puerta sin marco en la ventanilla y sin el pilar central que separa las plazas traseras. Pero a partir de ahí se prolonga hacia atrás con unas formas tan extrañas como difíciles de describir: la zaga puede recordar una capota de diligencia, una nave espacial... Consigue una imagen muy vanguardista y aceptable por delante, pero el lateral es duro de asimilar. Una lástima, porque hay soluciones más atractivas y armoniosas para rematar el conjunto.

El futurismo sigue por dentro. La gran superficie acristalada, con doble techo, aporta una gran luminosidad. Y tiene un botón que abre todas las ventanillas y el techo delantero dejando el lateral diáfano, como los descapotables.El resto es similar al Espace: salpicadero con la instrumentación sobre la consola central y dos guanteras enormes debajo. Y destaca la sensación de amplitud de las plazas delanteras y la capacidad del maletero, con 560 litros.

Menos futurista de lo que parece

El conjunto se completa con un diseño y materiales atractivos, pero el vanguardismo del Avantime termina ahí y surgen las carencias que le impiden ser una alternativa a los cupés y berlinas de lujo. La primera son los asientos, poco confortables: en vez de aprovechar el espacio con unas buenas butacas, las banquetas son cortas e incómodas, y los reglajes eléctricos sólo sirven para el respaldo. Atrás sucede lo mismo, con agravantes: espacio justo para las piernas y altura limitada. Sorprende que se haya dado prioridad al maletero sobre las plazas traseras, donde en teoría irán quienes tengan chófer. Y si añadimos una insonorización aerodinámica mejorable, cierres imprecisos en las puertas y suspensiones algo secas en pisos ondulados, tendremos las incongruencias y fallos de juventud de un coche que en teoría ha primado el diseño innovador para ofrecer el máximo confort a sus ocupantes en los viajes.

Versión única y dos acabados

El nuevo Renault se vende con un motor 3.0 V6 de 214 CV y seis marchas. Es una mecánica correcta, pero en un coche tan moderno se echan en falta detalles como la tarjeta magnética de apertura del Laguna, un cambio secuencial... Al menos los dos acabados, Dynamique (36.390 euros) y Privilege (40.760), incluyen un buen equipo de serie: seis airbags, ABS, ESP, climatizador, faros de xenón, radio-CD... El más caro añade radar para aparcar, doble techo, sensor de lluvia y cuero.

Conclusión

El Avantime es una buena idea con aristas sin pulir. Unas afectan a la línea (zaga); otras, al interior (acceso y asientos), y el resto, a la mecánica (elasticidad, cambio manual...). Tiene un buen comportamiento, un equipo completo y un precio alto, aunque no exagerado. Pero sus carencias penalizan las virtudes de un coche válido, interesante e innovador.

El frontal del Avantime evoluciona la estética de los monovolúmenes. Pero las medidas excesivas de la puerta lateral y, sobre todo, la zona de unión del techo con el portón trasero descompensan las línea.
El frontal del Avantime evoluciona la estética de los monovolúmenes. Pero las medidas excesivas de la puerta lateral y, sobre todo, la zona de unión del techo con el portón trasero descompensan las línea.CÉSAR LUCAS ABREU

AL DETALLE

- LA ORIGINALIDAD NO ES SUFICIENTE No hay ningún coche que se le parezca, pero es una alternativa a las berlinas de lujo y los cupés exclusivos con más espacio interior. El Avantime apuesta por la originalidad, aunque su carácter innovador se reduce casi a la forma y soluciones estéticas de la carrocería: la mecánica no aporta nada nuevo. Destaca la línea y el equipo de seguridad de serie. Y la luminosidad y sensación de amplitud del habitáculo, sus argumentos más exclusivos. Pero por el mismo precio se pueden adquirir modelos con la clase y calidad del BMW 530, o deportivos tan sugerentes como el Mercedes CLK 230 que corren más y gastan menos. - MUCHOS DETALLES MEJORABLES La exclusividad del Avantime se aprecia poco en el interior, que comparte elementos del Espace: volante, pulsadores... Tiene un salpicadero moderno que integra en el centro una enorme guantera doble. Pero hay muchos puntos mejorables, como las puertas laterales, muy grandes (1,4 metros) y pesadas (55 kilos). Y a pesar de abrirse en dos fases dejan poco ángulo de apertura, exigen mucho esfuerzo y cierran mal. Lo mismo ocurre con el asiento del pasajero: el tirador que lo desplaza hacia delante para poder pasar atrás es duro e impreciso. En cambio hay un pulsador que abre a la vez el techo y las ventanillas: como no lleva pilar central entre las puertas hace sentirse como en un descapotable. Pero en las plazas traseras falta espacio para las piernas. El maletero es muy grande y permite colocar la bandeja en dos alturas. En cambio, la zaga es chocante y poco atractiva.

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