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Columna
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Eurofrases

El euro ha entrado muy bien, pero todavía, que yo sepa, no ha suscitado chistes ni frases hechas con gracia como las que trajo la peseta. Y esto sin ser de las más viejas monedas de Europa, pues Aristóteles compraba ya su vino con dracmas y Descartes pagaba en francos a su patrona.

Fueron muchas las expresiones populares que la peseta y su hermano mayor, el duro, pusieron en circulación durante sus, redondeando como ahora se hace, 130 años de experiencia. Muchas veces he oído decir en Madrid de tal o cual persona: 'Es más majo que las pesetas'. Una frase que no será tan graciosa con el euro.

La palabra 'pela'debió de inventarse en Cataluña; pero fue en el resto de España donde se adjudicó a los catalanes el tópico de 'la pela es la pela'. Sin embargo, no todos ellos eran tan 'peseteros'. El pintor y escritor don Santiago Rusiñol iba, junto con el pintor Ramón Casas, por los mercados de Barcelona vendiendo 'duros a cuatro pesetas' y la gente no se los quería comprar.

La palabra que más fortuna hizo para designar a la peseta fue la de la 'rubia'. Coincidió, en época de Franco, con la admiración que suscitaban las entonces recién llegadas turistas nórdicas, así que puede decirse que el nombre tuvo algo de (otra palabra de entonces) sicalíptico.

Queda muy lejos ya el tiempo en el que al duro se le llamaba 'machacante'. Tan fuerte moneda era que mi abuelo, hablando de un rico, decía: 'Es un hombre de cuarenta mil duros'. En Cataluña, cuando alguien exageraba o mentía le acusaban de hablar de 'una cena de a duro'. En Madrid suscitó expresiones de cuyo origen pocos se acuerdan: cuando se celebró el IV Centenario del Descubrimiento de América, en 1802, los organizadores de la cabalgata que recorrió la ciudad contrataron a unos hombres para vestirse de indios; de ahí viene 'hace el indio', todavía en uso. Lo que dicen que les pagaron dio origen a un dicho que aún se oye: 'Anda y que te den dos duros'. A ver qué tal suena, para terminar, el brindis español adaptado a la nueva moneda: 'Salud y euros'.

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