Salvar la Jiménez Díaz
Quiero alzar mi voz en defensa de la Fundación Jiménez Díaz.Yo, en diciembre del año 1999 fui operado de corazón. En el año 2000, por mi enfermedad, me hicieron dos estudios 'electrofisiológicos', y un tercero en este mismo año con una técnica nueva que experimentaron conmigo, con gran éxito, por cierto. Hoy me encuentro bien dentro de mi enfermedad. Confieso públicamente que les debo la vida a esa institución, al equipo de operadores de cardiología, al equipo de arritmias, al personal que cuida, cura y atiende al enfermo, o sea, a todo empleado, cada uno en su puesto. La Fundación Jiménez Díaz es necesaria y imprescindible. ¡Hay que salvarla!
Con tantos presupuestos, proyectos, tan millonarios, es necesario un kilómetro de autopista de línea férrea, para el AVE o el Metro para Madrid u otros servicios sociales, pero la sanidad, señores, es el primer servicio social y el más necesario de todos, para cualquier ciudadano.