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Crítica:DORMIR
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un intento de hotel 'boutique' en Madrid

HH CAMPOMANES, aires de diseño contemporáneo a un precio razonable

Madrid estrena estos días un nuevo concepto de hotel. A imagen de lo visto últimamente en Nueva York, el hotel Campomanes representa el triunfo del chic but cheap (chic pero barato) en el corazón monumental de la villa y corte, a 50 metros del Palacio Real y la plaza de Oriente. Un loft de paso donde el diseño prevalece sobre otras consideraciones. Una fórmula ensayada ya en la década anterior por el empresario Ian Schrager y el diseñador Philippe Starck (pioneros de estos establecimientos denominados boutique), reinventada ahora por ese otro dúo de emprendedores nacionales que forman Gorka Atorrasagasti y Carlos Marrero gracias a lo aprendido en sus viajes alrededor del mundo. Ángel Verdú, artífice de la decoración interior, se ha amoldado a las prescripciones vanguardistas logrando un feliz compromiso entre el genio excéntrico de Starck y un cierto estilo Ikea.

HH CAMPOMANES

Categoría oficial: dos estrellas. Dirección: Campomanes, 4. Madrid. Teléfono: 915 48 85 48. Fax: 915 59 12 88. Internet: www.hhcampomanes.com. Instalaciones: salón de estar, bar, comedor. Habitaciones: 2 individuales, 24 dobles, 2 triples y 2 'suites'; todas con baño, calefacción, aire acondicionado, teléfono, minibar, TV vía satélite y secador de pelo. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite perros. Precios: temporada alta, 108,18 euros (18.000 pesetas) + 7% IVA; temporada baja, 83,72 euros (13.930 pesetas) + 7% IVA; desayuno, incluido. Tarjetas de crédito: American Express, Diners Club, MasterCard, Visa. Arquitectura ... 7 Decoración ... 9 Estado de conservación ... 8 Confortabilidad habitaciones ... 6 Aseos ... 5 Ambiente ... 7 Desayuno ... 3 Atención ... 7 Tranquilidad ... 6 Instalaciones ... 5

La fachada del inmueble es un exordio de las sutilezas arquitectónicas de finales del siglo XIX, común a todas las edificaciones surgidas entonces en la zona. En contraste, la entrada es una muestra de interiorismo con figuras geométricas y luces indirectas de efectos ilusorios. Suelos y escaleras de mármol negro, focos halógenos, espejos, perfiles cromados, objetos de metacrilato, mesitas de plástico..., el código de un tipo de diseño moderno.

Materiales nada rebuscados, mobiliario de usar y tirar, pulcritud formal en las paredes -poco miradas con los acabados-, música chill out de fondo a todas horas... Recreación de una hostelería urbana a la última, sencilla y económica, sin apenas instalaciones ni servicios. La recepción sólo parece existir para dar trámite a las llegadas y activar las llaves de acceso a la clientela. Trajeado de riguroso negro, en plan CQC, se reserva para otros menesteres más formales que el de destacar la inexistencia de un garaje propio en el hotel e informar de las dificultades para encontrar aparcamiento en la zona, especialmente en las horas punta de la movida nocturna.

La planta baja se resume en el mostrador de recepción, en una salita de espera que hay a la izquierda y en el comedor de desayunos resuelto al fondo, ambientados a imitación de un loft neoyorquino. Los pasillos se ven flanqueados por dormitorios con su numeración pintada a gran tamaño en las puertas, provocación grafitera al uso en los templos de la modernidad. Detrás de tales iconos se encierran a pasar la noche los adictos a los nuevos hoteles boutique, huéspedes de unas habitaciones tan exiguas que apenas caben en ellas la cama y una mesita de acompañamiento, con el televisor colgado en la pared. Igual que los cuartos de baño, escaqueados en blanco y gris, con el hueco justo. El agua de la ducha puede tardar más de cinco minutos en alcanzar la temperatura adecuada.

Inconvenientes aparte, el hotel más tecno de la actualidad madrileña inaugura un segmento atractivo para quienes buscan sobre todo establecimientos céntricos, con aires vanguardistas y de precios aquilatados.

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La limpieza de formas es la característica dominante en la decoración del HH Campomanes.
La limpieza de formas es la característica dominante en la decoración del HH Campomanes.F. GALLARDO

ALREDEDORES

CRUZANDO LA CALLE, a tan sólo 50 metros, se encuentra el Teatro Real, cuya programación operística constituye por su proximidad un aliciente más a la hora de escoger este hotel. Sin salir de la zona, la plaza de Oriente reserva unos jardines agradables al paseo nocturno, detrás de los cuales resplandece la fachada iluminada del Palacio Real. Lo mejor es perderse sin tiempo ni rumbo por las callejas del Madrid de los Austrias, yendo en algún momento a parar en plazuelas como la de Ramales, San Ginés, Descalzas Reales (donde se alza el espléndido convento del mismo nombre), San Nicolás o la exuberante plaza Mayor. La zona de La Latina ofrece agradables tabernas y bares para salir de tapas. En la Puerta del Sol, justo frente al reloj que marca el paso de los años, arranca la calle de Preciados, incuestionable para ir de compras. Desemboca en la plaza del Callao, el epicentro de la Gran Vía, que, con sus grandes cines y teatros, es una alternativa de ocio segura.

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