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La Junta reanuda las obras en una iglesia de Úbeda clausurada en 1983

Ginés Donaire

La Consejería de Cultura va a reanudar este mes las obras de rehabilitación de la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, de Úbeda (Jaén), un templo con fachada renacentista e interior gótico que es monumento nacional desde el año 1926. Se trata de la tercera fase de una intervención iniciada en 1986, tres años después de que el templo se cerrara al público por su estado de semirruina. En concreto, se encontraba en situación de abandono histórico en la cimentación, estructura, cubierta o pilares, circunstancia que provocaba un peligro extremo para la integridad de un edificio de unos 3.300 metros cuadrados.

Desde entonces, la Administración andaluza ha invertido más de 400 millones de pesetas en la restauración de este monumento singular. Sin embargo, la tardanza en acometer las distintas fases de los trabajos ha sido el caldo de cultivo para que en Úbeda fuera creciendo el malestar por el prolongado cierre de un edificio que ni siquiera conocen las generaciones nuevas de la ciudad y que deja fuera de la oferta turística uno de los principales atractivos desde el punto de vista histórico y monumental.

El Ayuntamiento ubetense no oculta el desencanto por la excesiva tardanza, aunque el alcalde, el socialista Marcelino Sánchez, asegura que 'una intervención de esta envergadura no siempre ha sido comprendida'.

Nueva fase

La nueva fase, cifrada en 43,7 millones, prevé intervenir en los muros y bóvedas de las capillas, recomponer las solerías y los zócalos con mármol, piedra arenisca y madera, y actuar en la carpintería y cerrajería, recomponiendo sus formas originales y restableciendo los elementos deteriorados, según ha apuntado la delegada de Cultura en Jaén, Andrea Gómez. Con anterioridad se trabajó en la cimentación, estructura y pilares del templo y, posteriormente, en las cubiertas, saneamientos y recogida de aguas pluviales, a la vez que se eliminaban elementos y añadidos de nulo valor histórico. Por delante queda aún la reconstrucción del primitivo artesonado mudéjar, que ocupa una superficie que ronda los 1.000 metros cuadrados. De esta manera, la intervención se prolongará aún durante varios ejercicios presupuestarios más.

La iglesia de Santa María está edificada sobre un subsuelo en el que se produjeron distintos asentamientos, desde la Edad del Cobre hasta la época tardorromana, y en el que se emplazó la antigua Mezquita Mayor de la ciudad.

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Adosada a las murallas del Alcázar -lo que le da un carácter de fortaleza- tiene una imagen exterior entre medieval y clasicista. El templo está formado por un cuerpo principal, con cinco naves flanqueadas lateralmente por dos capillas, una sacristía, la sala capital y el claustro, ocupando el mismo recinto que el antiguo patio de la mezquita sobre la que se construyó.

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