Para invertir con la moral por delante
Los fondos éticos, solidarios o ecológicos, mueven en España 17.590 millones de pesetas de 6.000 inversores
No difieren del resto de fondos de inversión. Compran bonos o acciones con la lógica intención de que se revaloricen y puedan así ofrecer una ganancia a sus partícipes. La rentabilidad potencial es un motor en su gestión, pero no el único, y eso les hace distintos al resto de fondos de inversión.
Los fondos éticos, solidarios o ecológicos cuentan con una vida de sólo dos años en el mercado español y a finales del pasado ejercicio movían 17.590 millones de pesetas de casi 6.000 inversores. Un dinero que se reparte en 15 fondos, dividos en tres tipologías: fondos éticos y solidarios, fondos ecológicos, y fondos solidarios.
Los fondos éticos y solidarios incluyen en su programa de inversiones el principio que en términos generales va encaminado a no invertir en empresas que atenten contra los derechos humanos. Además, la gestora del fondo dona una parte de la comisión de gestión a distintas instituciones benéficas y organizaciones no gubernamentales (ONG). Si una gestora cobra una comisión del 2%, de ese porcentaje dona de media el 0,6%. El inversor también tiene la opción de elegir la entidad benéfica u ONG a la que se destine el dinero con la comisión que la gestora de fondos deja de percibir. En los fondos ecológicos, no se suelen realizar donaciones -salvo el DB Ecoinvest- y en su ideario figura la inversión en empresas que sean respetuosas con el medio ambiente o que, decididamente se dediquen al cuidado del entorno medioambiental.
Por último, los fondos solidarios también destinan parte la comisión de gestión a entidades benéficas, pero no tienen ninguna atadura en sus normas de funcionamiento: invierten con total libertad moral.
Esta división es fruto de la autorregulación que se dio la propia industria de fondos de inversión a finales de 1999. Sin embargo, son mucho más populares en otros países de mayor tradición en la gestión de fondos y más pendientes del destino que los gestores dan al dinero de sus partícipes.
28 billones en EE UU
Además, sus orígenes están ligados a situaciones de crisis bélicas como la que se vive hoy en día con los ataques de Estados Unidos a Afganistán. El primer fondo ético y con responsabilidad social fue creado en Estados Unidos en 1971 bajo el nombre Pax World Fund. Este fondo excluía a las empresas estadounidenses que se dedicaban al mantenimiento militar de la guerra de Vietnam, tal y como figura en un estudio realizado por el Centro de Estudios Persona, Empresa y Sociedad (Cepes). Ahora, se comercializan en Estados Unidos 175 fondos éticos que mueven 28 billones de pesetas.
En Europa, fueron los británicos los que inauguraron el primer fondo ético en 1984 y el Stewardship Fund excluía entre sus inversiones a las empresas que mantenían inversiones en Suráfrica, en pleno régimen racista del apartheid. A finales del pasado año, medio millón de británicos habían metido el dinero en estos fondos que mueven 991.600 millones de pesetas.
En el resto de Europa no han proliferado los fondos éticos, debido a que la demanda de los inversores es todavía modesta. El Reino Unido cuenta con 54 fondos éticos, le sigue Suecia con 42 fondos, Suiza con 22 y España aparece en cuarta posición con los 15 antes mencionados. Alemania, por ejemplo, sólo cuenta con 11 fondos éticos y en Italia sólo se comercializan 5.
Cuestión de rentabilidad
'Los fondos éticos y solidarios no tienen por qué ofrecer rentabilidades inferiores en relación con los de idéntica tipología que no ofrecen esta preocupación social. El dinero donado es parte de la comisión de gestión que cobra el fondo, y la exclusión de invertir en determinadas compañías no es impedimento para obtener una buena rentabilidad. Éste es el principal prejuicio que rodea a estos fondos, pero la realidad lo desmiente', apunta María Pérez Fontán de Morgan Stanley que comercializa en España Fondo Ético.
Un estudio de Cepes revela cómo los índices que reflejan la evolución de empresas con comportamientos éticos no distan mucho de los índices generalistas.
Concretamente, el indicador DSI 400 resume los resultados financieros de empresas gestionadas con criterios éticos. En una comparación con el índice Standard & Poor's 500, el resultado es muy similar. En los últimos 10 años, la rentabilidad anualizada del DSI 400 es del 15,57%, frente al 14,44% que ofrece el S&P 500. En el plazo de un año, el DSI ha perdido el 26,96% de su valor y el S&P 500 el 21,71%. Son, pues, evoluciones de rentabilidad muy similares, sin que el carácter ético de las inversiones haya influido negativamente en el resultado.
Los fondos éticos que se comercializan en España ofrecieron en los últimos 12 meses (hasta marzo de 2001) rentabilidades muy diferentes. Predominan los de renta fija mixta que invierten principalmente en bonos con un porcentaje pequeño de acciones, seguidos por los mixtos internacionales. El ecológico Ahorro Corporación Arco Iris encabeza las ganancias con una rentabilidad del 22,69%, mientras que otro ecológico como el DB Ecoinvest ha perdido en ese periodo el 3,57%. La pericia del gestor está, pues, por encima de la naturaleza propia del fondo.
Le sigue por rentabilidad el BBVA Solidaridad con una revalorización del 14,65%, mientras que el El Monte Fondo Solidario conseguía en ese periodo una ganancia para sus clientes del 1,48%.
Además de los fondos que invierten con estos criterios, se están conociendo ya emisiones que buscan la promoción cultural y cuya rentabilidad dependerá del éxito que se obtenga. La agencia de valores Estubroker y la promotora de espectáculos teatrales Focu van a lanzar próximamente los bonos Gaudí. Unos bonos que servirán para el lanzamiento de un musical que se estrenará en la primavera de 2002 para conmemorar el 150º aniversario del arquitecto catalán. El importe de la emisión es de 183 millones de pesetas y en el plazo de un año los inversores podrán recuperar el capital invertido más una participación en los beneficios generados por el espectáculo que puede llegar hasta el 28,5%.
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