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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Del frío a la lealtad

Valedores de una interpretación musical que les hace pasar por todas las fases del rock, aunque sin usar de sus elementos más que una guitarra eléctrica, este legendario trío británico ofreció anteanoche una actuación que, desde luego, encandiló a la audiencia entregada que abarrotaba el recinto. Su fiel parroquia española no desperdició una sola de las canciones del grupo para acompañarlas con sus voces.

Distanciamiento o cómo reflejar la propia música en un espejo que la devuelve convenientemente enfriada serían dos de los modos de expresar lo que a estas alturas supone un espectáculo en directo de Depeche Mode. El pretexto de esta gira -llevaban cuatro años alejados de los escenarios- es la presentación de su último disco, Exciter, y a él pertenecieron las piezas más impactantes de una actuación en la que el solista, Dave Gaham, hizo de Mick Jagger, de Iggy Pop y, si se apura, hasta del finado Michael Hutchence. Demostrando que de todos los infiernos personales -drogas, intentos de suicidio- se puede salir, Dave evolucionó por el escenario con energía y soltura, mientras sus compañeros, ayudados de un montón de sonidos pregrabados, tejían una cuadriculada red de sonidos en los que faltaba el fuego característico de los artistas de color: el rock. En su lugar, Depeche Mode ofrece una pretenciosidad de arreglos y sonidos preñada de sinfonismo y momentos románticos y/o épicos. A sus seguidores, desde luego, tanta poesía musicada les encantó. A los que no son tan acérrimos, la belleza que trata de plasmar el grupo les dejó, nunca mejor dicho, a un paso de la congelación.

Pop / Depeche Mode

Depeche Mode: Dave Gaham (voz), Martin Gore (guitarra), Andy Fletcher (sintetizadores), Peter Gardeno (teclados), Christian Eipner (batería) y Jordan Bayley y Georgia Lewis (coros). Plaza de toros de Vista Alegre. 5.000 pesetas. Madrid, domingo 14 de octubre.

La decoración del escenario se apoyaba en un minimalismo perfectamente representado por varios marcos de neón y un hermoso juego de luces, que resaltaba en el ciclorama las sombras de los músicos. Asimismo fueron reseñables las proyecciones de imágenes en ese telón de fondo: la imagen de un día completo en el desierto, tomada con cámara superlenta y ofrecida en los tres minutos que dura un tema, y la convivencia en dicha pantalla de un tiburón y dos peces que nunca llegaban a encontrarse. En cuanto a lo musical, los momentos álgidos correspondieron a canciones como Waiting forn the night, Free love o Personal Jesús, tema con el que se despidieron, para regresar al poco con otras cuatro canciones para poner el broche final.

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