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Reportaje:

Hondas contra el olvido

Un pueblo malagueño celebra un concurso para rescatar una tradición típica de los cabreros

Istán es un pueblo malagueño de unos 1.500 habitantes, enclavado en la Sierra de las Nieves. Ayer, fue escenario de un certamen singular: la segunda edición del concurso de tiro con honda.

El saque de honor no fue menos singular. María Jesús Ramos, de 87, años lanzó la primera piedra. No acertó en la paellera que colgaba a modo de diana, pero dio muestras de una destreza envidiable. Después le siguieron los jovencitos. Aitor Vera, de 16 años, que por segundo año se proclamó campeón infantil. El año que viene tendrá que lidiar en la categoría de adultos.

Pese a su juventud, los chavales no titubearon a la hora de hacer reivindicaciones. Se quejan porque desde que el entorno fue declarado parque natural, está prohibido el pastoreo de cabras. 'Deberían permitirlo por lo menos en las bajeras de los montes', reclama Aitor.

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El arma de los cabreros

La competición ha sido idea de los socios de Monte Aventura, una empresa que organiza visitas guiadas al parque natural. Antonio Calvo, uno de ellos, cuenta que en sus excursiones solían toparse con cabreros que ofrecían su hospitalidad al visitante, le explicaban sus costumbres y hasta le regalaban alguna honda si se hacía acreedor de su simpatía. Poco a poco entre ellos cobró fuerza la idea de rendir homenaje a esos hombres que forman parte de la riqueza cultural del interior.

'La gente de campo está desprestigiada. Se les llama catetos, incultos, pero no lo son, tienen su propia cultura. El dominguero que sube a la montaña y no sabe los nombres de las plantas, de los animales y que subestima al lugareño, ese sí es cateto, porque menosprecia aquello que es diferente', critica Calvo.

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Poner a la cultura rural en su sitio, promocionar el lanzamiento con honda y homenajear a quienes han conservado esa tradición, es el triple objetivo del concurso. 'Los cabreros son muy tímidos. Encontrar una habilidad con la que ellos se sientan los reyes, es una forma de elevar su autoestima', acota Calvo, mientras se inscriben los participantes.

Cerca de las siete de la tarde y tras los prolegómenos organizativos, los contrincantes miden fuerza y destreza. Uno de los participantes explica que en el campo intentan no dar al animal, sino solamente marcar su camino tirándole piedras a los costados. Aquí en cambio hay que dar en el blanco. Entre risas, piques y lanzamientos, la tarde se escurre. Pedro Marín Tineo se hace con el título en la categoría de adultos.

La noche llega y con ella, la entrega de trofeos. Para los ganadores hay además un jamón y vino de Málaga. El resto se lleva camisetas. Para los organizadores, lo más importante está hecho. Poner un granito de arena para que un hábito rural, casi tan ancestral como el hombre mismo, no caiga en el olvido.

María Jesús Ramos, de 87 años, hace el saque de honor del concurso.
María Jesús Ramos, de 87 años, hace el saque de honor del concurso.JULIÁN ROJAS

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