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ESCÁNDALO FINANCIERO

Gescartera tapó en 1999 un 'agujero' de 4.000 millones con documentos falsos

La CNMV detecta el fraude un año y medio después de haber inspeccionado la sociedad

Gescartera entregó documentos bancarios falsos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en 1999 para tapar un agujero de casi 4.000 millones de pesetas en sus cuentas. La CNMV, que en su día dio por buenos estos documentos, ha descubierto ahora, tras revisar todos los papeles del caso Gescartera a raíz del escándalo en el que han desparecido casi 20.000 millones de pesetas, que un extracto de la cuenta corriente de esta agencia de valores en La Caixa, entre otros documentos, era falso. La Comisión, presidida por Pilar Valiente, ha puesto en conocimiento de la Audiencia Nacional este hecho, según un documento al que ha tenido acceso EL PAÍS.

La entrega de estos documentos falsos se produjo en el marco de una investigación que la CNMV realizaba en Gescartera en 1999, y que se cerró al año siguiente con una sanción 'grave', pero sin descubrir, aparentemente, la alarmante situación en la que se encontraba la agencia, propiedad de Antonio Camacho. De hecho, faltaban ya 4.000 millones de pesetas de los 6.894 que oficialmente había captado, es decir un agujero de casi el 60% de su patrimonio.

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Pilar Valiente hizo una vaga referencia a este asunto en su comparecencia ante los diputados en el Congreso. Valiente dijo entonces que la CNMV había revisado todo lo referente a Gescartera para saber si le habían entregado papeles falsos 'en actuaciones supervisoras anteriores', y que tras descubrir certificados falsos había remitido todo a la Audiencia Naional.

Pero Valiente no explicó que había descubierto este agujero de 4.000 millones ni, sobre todo, que todo ello se había producido en el marco de la polémica inspección de 1999, que acabó con una exigua sanción y la elevación de Gescartera a agencia de valores.

El paradero del efectivo

En noviembre de 1999, la Comisión quiso verificar la existencia del efectivo de Gescartera sobre sus clientes, que sumaba 5.232 millones de pesetas (aunque el patrimonio total gestionado era de 6.894 millones de pesetas). De esta cantidad, 3.950 millones de pesetas estaban supuestamente depositados en La Caixa, y el resto, en Deutsche Bank. Antonio Camacho, máximo accionista de Gescartera, ante este requerimiento del organismo supervisor, justificó los 3.950 millones de pesetas mediante el extracto de una cuenta -fechada en noviembre de 1999- en la que figuraba este saldo. Pues bien, ese extracto de la cuenta fechada en noviembre de 1999 donde figuraban los 3.949 millones de pesetas era falso y no se habían emitido por La Caixa, según comunicó a la CNMV el departamento de auditoría interna de la propia entidad financiera. El certificado de Deutsche Bank sí era auténtico. Los certificados falsos sirvieron para que la CNMV cerrase finalmente el largo expediente abierto a Gescartera con una falta grave por la obstrucción a la labor inspectora de este organismo. Falta grave que acarreó una sanción de 10 millones de pesetas que se desglosó en 7 millones para Gescartera, 2 millones a Antonio Camacho y un millón a José María Ruiz de la Serna, ambos consejeros con poderes ejecutivos de la entonces sociedad de cartera, pero que ese mismo día fue ascendida.

De haberse advertido el agujero de los 4.000 millones de pesetas que ya tenía Gescartera, podía haberse llegado a la intervención de la entidad, así como a la imputación de falta muy grave y multas mucho más abultadas que las finalmente impuestas. Unas medidas que hubieran permitido tanto advertir a los clientes existentes como evitar nuevas entradas de ahorros en la entidad. El fin de este expediente en julio de 2000, con las sanciones antes apuntadas, se produjo en el mismo consejo de la CNMV que autorizó la transformación de Gescartera en agencia de valores.

Cambio en la inspección

Según fuentes cercanas al organismo supervisor, en el momento de la tramitación del expediente a Gescartera, se produjo un cambio decisivo en esta labor de investigación de la firma. La primera etapa la llevó a cabo la dirección General de Supervisión, a cuyo frente se encontraba David Vives. Sin embargo, el departamento de David Vives fue apartado de la investigación y se sustituyó por la Unidad de Vigilancia de Mercados, dependiente del departamento de inspección y a cuyo frente estaba Antonio Botella. La Unidad de Vigilancia de Mercados tenía por misión vigilar la correcta formación de los precios en los mercados de valores, así como el uso de información privilegiada y también perseguía el blanqueo de dinero. Se da la circunstancia de que Camacho, en su declaración ante la juez, reconoció que le unía una relación de 'amistad' con Botella.

Un cambio que la CNMV reconoce, pero que considera normal, 'ya que cuando se abre un expediente, después del departamento de supervisión, el asunto pasa al de inspección', apuntan desde el organismo supervisor.

Fue en estos meses finales de 1999 cuando Camacho presentaba los extractos falsos de La Caixa donde se tapaba el agujero de 4.000 millones de pesetas que ahora se ha comprobado que tenía Gescartera.

En la remodelación que llevó a cabo Pilar Valiente en diciembre de 2000, al mes de acceder a la presidencia, Antonio Botella fue nombrado director general de Supervisión, mientras que David Vives volvía al Banco Popular de donde procedía, tras tres años en la CNMV. Otros responsables del departamento de Vives fueron reubicados en divisiones distintas a la de supervisión dentro de la Comisión.

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