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Ensamble Nuevo Tango actúa en Clamores

Desde las innovaciones de Astor Piazzolla, el tango es una música universal y progresista que admite una gama ilimitada de enfoques estilísticos y matices expresivos. Los miembros del Ensamble Nuevo Tango parten de esa base flexible para ofrecer una variante introspectiva, pero apasionada y de lirismo penetrante, que presentan hasta el sábado en la sala Clamores (Alburquerque, 14).

El primer rasgo que distingue a este septeto es la ausencia de bandoneón, felizmente suplida por el oboe y el violonchelo, lo que confiere a la tímbrica global una atmósfera camerística que a veces remite a la música clásica de tradición europea y otras recuerda a ciertos combos de cool jazz sin perder su esencia porteña. Esta sugerente mezcla de aromas se explica por la formación académica de los integrantes del grupo.

Ninguno ha estudiado el tango de manera ortodoxa, de modo que su aproximación al género tiene el atractivo de la vocación espontánea y desprejuiciada. El libanés Ara Malikian (violín), bien conocido por sus virtuosísticas interpretaciones del repertorio clásico; el madrileño Miguel Rodrigáñez (contrabajo), miembro de la Joven Orquesta Nacional de España, y los argentinos Ezekiel Lezama (oboe), Fernando Egozcue (guitarra), Óscar Grossi (violonchelo), Laura Pedreira (piano) y Andy Aegerfer (percusión) forman un equipo compenetrado que ha demostrado su calidad en un estupendo disco: 500 motivaciones.

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