Ólvega sufre el cierre de la multinacional Delphi
La compañía, que emplea a un tercio de la mano de obra en el pueblo natal de Emiliano Revilla, cierra sus instalaciones tras 10 años de actividad
El pueblo de Ólvega (Soria, 3.350 habitantes) tiene una calle dedicada al poeta Gustavo Adolfo Bécquer y cuatro dedicadas al empresario y concejal desde 1999, el septuagenario Emiliano Revilla. Cada uno en su lugar. Ni Ólvega se explica sin Revilla, ni la figura de Revilla (alcalde del pueblo durante más de una década en los sesenta) se entiende sin Ólvega. Además de las calles dedicadas a sus vecinos más ilustres, Ólvega tiene un grave problema: en octubre, la multinacional Delphi Packard, dedicada al cableado de automóviles, cerrará sus puertas tras 10 años de actividad. Afectados: 560 empleados, con una media de edad de en torno a los 30 años, 120.000 pesetas de sueldo medio y un récord: ni un solo conflicto laboral en 10 años.
En la época de la globalización, esta historia pudiera ser sólo una más. Pero en Ólvega se dan una serie de circunstancias que no se dan en otros lugares. Para empezar, la multinacional Delphi llegó a la localidad soriana porque 1.182 vecinos, con Revilla a la cabeza (aportó 300 millones), reunieron 1.450 millones de pesetas para levantar una nave industrial que cobijara el proyecto. El dinero fue a una misma hucha, la sociedad Pro Unión de Ólvega (Prouniol), tutelada por el alma máter del pueblo, don Emiliano, su actual presidente. Con 42.000 metros cuadrados de superficie asegurados, el respaldo del poderoso don Emiliano y todas las facilidades municipales, Delphi inició sus actividades en 1991. Primero asociada al 50% a la sociedad Cableados Ólvega (Colvegasa), vinculada también a Revilla y desde 1996, en solitario.
Era un sueño hecho realidad. El alcalde socialista de la época, José Manuel Tello, lograba dar un impulso al municipio y Emiliano Revilla agredecía al pueblo el apoyo que le había mostrado durante sus largos meses de secuestro a manos de ETA, con el maestro de escuela Tello a la cabeza.
Segundo gesto En realidad, era el segundo gesto del empresario de Industrias Revilla (hoy propiedad de Campofrío). A raíz de su liberación de ETA en 1989, cuentan en el pueblo, Revilla preguntó cuántos parados había en la localidad. Había 130. Revilla montó un taller textil y acabó con el paro en el municipio. Aquella empresa, Confecciones Ólvega, acabó en manos de Levi's en 1992. Según cuenta el propio Revilla -el empresario declinó hablar con este periódico-, en un impreso enviado a todos los hogares del pueblo en 1999, la venta de Confecciones a Levi's, por 155 millones, quedó muy lejos de los 640 millones que costó su puesta en marcha y ni siquiera cubrió la aportación de la familia Revilla, de 305 millones. Hoy, Levi's (170 empleados) es una de las principales empresas de Ólvega, junto con Delphi, Chorizos Revilla y la química Logar.
Con el cierre de Delphi, el golpe para la comarca, un punto estratégico entre Castilla y León, Aragón, Navarra y La Rioja dominado por el majestuoso Moncayo, será brutal. 'Como si en Madrid desaparecieran de pronto 617.000 empleos', afirmó en la Cámara alta el senador socialista -y concejal en Ólvega- Félix Lavilla. Y, sin embargo, en Ólvega, un pueblo industrial hasta ahora sin paro, no se detecta la angustia y la movilización popular que han dominado en otras zonas en reconversión.
Un hecho ilustra esta sensación de calma: a pesar de que los primeros rumores sobre el cierre de la multinacional comenzaron a correr en febrero de 2000, los empleados de la planta (200, vecinos del pueblo; 100, de la cercana localidad de Ágreda, y el resto, de pueblos más alejados de Soria, Aragón y de Navarra) sólo se movilizaron en marzo de este año.
¿Qué explica esa calma? Una mezcla de circunstancias. Delphi ha pactado indemnizaciones por despido sustanciosas (85 días por año trabajado); quien lo desee, en principio, podrá seguir trabajando en la cercana planta de la compañía en Tarazona, a 50 kilómetros del pueblo y, sobre todo, hay confianza en que nuevos proyectos empresariales, impulsados por Revilla, cuajarán para absorber la mano de obra que quede en el paro.
Carmelo Hompanera, miembro del comité de empresa de Delphi, militante de CC OO -la mayoría del comité es de UGT- y ex minero de la comarca de Guardo (Palencia), aporta otra razón: 'Aquí no hay cultura obrera', afirma. Hompanera, que como otros 100 mineros de su comarca llegaron a Soria en estos 10 años empujados por la reconversión, recuerda que cuando las cosas se pusieron duras en su tierra, 'hasta los guajes protestaban en las calles y lanzaban piedras. Aquí eso es impensable'. Hompanera y sus compañeros de UGT -mayoría en el comité- coinciden, además, en que la cascada de rumores desde febrero del año pasado han limado el ánimo de los trabajadores, que aceptan resignados lo inevitable. Unos y otros, CC OO y UGT, asumen, también resignados, las críticas de quienes les acusan de haber sido demasiado pasivos.
El primer síntoma de que algo sucede en Ólvega es que la construcción de viviendas se ha paralizado. No así las obras municipales, que van viento en popa, con proyectos como remodelar todo el centro del pueblo o construir una estación de autobuses -'con cristal verde', puntualiza el alcalde Gerardo Martínez; y que han dado lugar a importantes batallas entre los concejales del PP, seis, y la oposición socialista, de cinco concejales, dirigida por el senador Lavilla. Éste repite como un mantra el coste de un proyecto que apoya, como siempre, Revilla: remodelar 100 metros de la travesía del pueblo costará 100 millones. 'A millón el metro cuadrado', destaca Lavilla.
Pero en Ólvega, y a pesar de que una televisión municipal retransmite en directo desde los plenos municipales a las comuniones, lo más interesante parece ser lo que se cuenta en susurros. Entre susurros se cuenta, por ejemplo, que Revilla, una vez más, está intentado sacar a la multinacional en retirada una compensación por dejar tirados a sus vecinos. Se habla de 700 millones.
Subvenciones Tampoco se levanta mucho la voz al plantear qué ha sucedido en estos 10 años con las subvenciones oficiales entregadas a Delphi. Dichas subvenciones, según la pregunta parlamentaria planteada en marzo por la europarlamentaria del PSOE María Rodríguez Ramos en Estrasburgo, ascienden a unos 1.000 millones en 10 años. El alcalde Martínez asegura que han sido muchas menos: 480 millones. '250 millones', explica, 'de la diputación provincial de Soria; 220 de la Junta de Castilla y León, y 30 millones de fondos para formación'.
Pero ¿quién los cobró? ¿Delphi, Colvegasa o Colvegasa-Delphi? En el pueblo no hace falta escarbar demasiado para encontrar a quien afirma haber oído a directivos de Delphi negar que la multinacional haya ingresado las subvenciones. Un portavoz de la empresa, consultado al respecto, explicó que 'Delphi sólo ha recibido, desde 1996, 25 millones para formación'. De la etapa anterior, Delphi ignora subvenciones.
También con carácter semiconfidencial se habla de los nuevos proyectos para la zona impulsados, por supuesto, por don Emiliano: una empresa de transformadores eléctricos del País Vasco (40 puestos de trabajo) y otra compañía de lunas de autobuses, con 20 empleos. 'Las subvenciones están aprobadas y los terrenos dispuestos', asegura el alcalde.
Lo que parece estar asegurado es la paz social. El conflicto más grande sucedido en el pueblo ocurrió hace ya siglos. En 1474, el conde de Medinaceli, el cacique de la época, sitió la población, que se había rebelado, cinco días. Los olveguenses se refugiaron en una torre castillo. El conde la incendió y murieron 430 personas. El acontecimiento, reflejado en el escudo de Ólvega, puede estar enterrado en la historia. Pero no olvidado.
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