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La SEPI acusa a los sindicatos de 'jugar con el futuro' de Aerolíneas

De la Rúa se reúne con un posible comprador

El conflicto de Aerolíneas Argentinas se recrudece con cada intervención de sus protagonistas. El presidente de la SEPI pasó ayer a las acusaciones directas y responsabilizó al sindicato APTA (Asociación del Personal Técnico Aeronáutico), que representa a 1.300 de los 6.700 trabajadores, de no querer negociar el Plan Director de la aerolínea. De los siete sindicatos representados en la empresa, APTA y AAA (Asociación de Aeronavegantes) se oponen al plan de ajuste propuesto por la SEPI. El proyecto contempla, entre otras medidas, la supresión de 1.300 puestos de trabajo.

A pesar de lo enconado del conflicto, el Gobierno argentino aún confía en una solución. El presidente Fernando de la Rúa se reunió con el empresario argentino Eduardo Eurnekián, miembro del grupo que controla los aeropuertos y único interesado en participar como socio inversor de Aerolíneas 'si se dan las condiciones'. La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, añadió: 'El Gobierno ha hecho todo lo que reclamaban los sindicatos; seremos garantes de los acuerdos a los que lleguen con la empresa, pero ellos tiene que sentarse a discutir las condiciones'.

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Fuentes sindicales y de la empresa admitían ayer en Buenos Aires que la quiebra de Aerolíneas Argentinas 'es inminente' y que 'probablemente será definitiva' hacia fines de esta misma semana, cuando algunos de sus proveedores de combustible, entre ellos Repsol YPF, se nieguen a recargar los aviones. La compañía ha reducido sus frecuencias de servicio en un 50%. Pero la estrategia sindical de 'nacionalizar el conflicto para obligar a la intervención del Gobierno argentino' impulsada por los dos sindicatos que se resisten a aceptar las condiciones exigidas por la SEPI antes de aportar nuevos fondos a la compañía sigue adelante. La central sindical Congreso de Trabajadores Argentinos (CTA

convocó para hoy una jornada nacional de lucha en defensa de Aerolíneas Argentinas y sus sindicatos se adhirieron a la huelga de 24 horas convocada para mañana por el ala dura de la Confederación General del Trabajo (CGT). La SEPI pide la aceptación unánime de los convenios antes de aportar otros 350 millones de dólares para financiar a la empresa y mantenerla en funcionamiento mientras se aplica el Plan Director, se inicia la reconversión y se busca un nuevo socio inversor.

Los técnicos aeronáuticos están convencidos de que los gobiernos no van a dejar caer la empresa: 'Éste es un problema político que debe resolverse entre De la Rúa y Aznar. Hacen falta 450 millones de dólares para sanear la compañía antes de conseguir un socio estratégico', aseguran en el sindicato APTA. En declaraciones recogidas por el periódico La Nación, uno de sus portavoces señaló: 'La SEPI no puede administrar ni un quiosco, pero a España no le conviene quedar mal parada en esta situación porque afecta al resto de sus inversiones en Argentina. Además, ¿ quién va a presidir la Unión Europea el año que viene?. Tenemos que tener paciencia e inteligencia'.

Adhesión popular

La de Aerolíneas es ya una causa popular y el detonante de un sentimiento de reacción patriótica que estaba latente desde que se inició la liquidación de las empresas del Estado, a comienzos de los años noventa. La crisis económica de esta empresa, mal vendida y mal administrada, que tenía buena imagen entre los usuarios y lleva además el nombre y la bandera del país, reúne todos los requisitos para indignar a los ciudadanos.

El conflicto se extiende y se propaga ahora como el fuego sobre una sociedad saqueada por la corrupción denunciada durante el proceso de privatizaciones y harta de pagar servicios caros a empresas que financian sus inversiones aumentando las tarifas. Ricardo Cirielli, secretario general de la rebelde APTA, no acepta el arbitraje que propone el Ministerio de Trabajo para saldar las diferencias: 'Nosotros somos un grupo de patriotas que defendemos lo nuestro. Queremos ver cómo se llama a los que no defienden lo nacional'.

En la gerencia de comunicaciones de la empresa se recibieron panfletos intimidatorios firmado por un supuesto comando argentino de 'aeronáuticos en lucha' . En cada sitio donde protestan, los trabajadores reciben el apoyo de los ciudadanos que se adhieren con sus firmas, participan de los actos y les hacen llegar su solidaridad.

La huelga general convocada para el próximo viernes por el ala dura de la Confederación General del Trabajo (CGT), que lidera el camionero Hugo Moyano, tiene ya la adhesión de los maestros, de los sindicatos del transporte -el sindicato de camioneros pidió a sus afiliados que no carguen combustible en las estaciones de Repsol YPF-, de los empleados bancarios y de los gremios que pueden paralizar la administración pública. La huelga es contra el modelo económico pero la causa emblemática, la madre de todas las batallas, es la posible quiebra de Aerolíneas Argentinas.

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