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Crónica:TENIS | Torneo de Roland Garros
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ferrero fulmina a Hewitt

Relajado y seguro de sí mismo, el español llega por segunda vez consecutiva a las semifinales de París

'¿Le permite su entrenador practicar el sexo ante un partido tan importante como el de las semifinales de Roland Garros?', le preguntaron ayer a Juan Carlos Ferrero. Lejos de sentirse molesto, el español respondió con humor: '¿Sexo? Tendré que buscarme otra compañera, puesto que mi novia aún no está aquí'. Así de distendido, divertido y confiado afronta Ferrero la parte final del torneo que puede convertirle en la estrella más fulgurante del tenis actual. A sus 21 años, se clasificó ayer para las semifinales de París por segundo año consecutivo. Y lo hizo con una auténtica demolición. Derrotó al australiano Lleyton Hewitt, uno de los jugadores que más ha progresado en los últimos años, sin darle la más mínima opotunidad.

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'Sí', reconoció Ferrero; 'creo que hoy he jugado un gran partido. En algunas fases incluso he estado brillante'. Su acceso a las semifinales se ha producido de forma inexorable. Todo el mundo le daba como favorito para ocupar su plaza en la penúltima ronda y él no rechazó el calificativo. Ahora está ahí y se muestra dispuesto a superar la barrera que en 2000 le puso el brasileño Gustavo Kuerten. Como hace 12 meses, volverá a enfrentarse el viernes a Guga. Pero esta vez la situación es distinta. Ferrero se ha consolidado ya como uno de los mejores jugadores en tierra batida con sus victorias en Estoril, Barcelona y Roma, donde ganó el título ante el suramericano, y su subcampeonato en Hamburgo. 'Tengo más experiencia', afirma el valenciano; 'el año pasado tuve el partido muy bien enfocado , pero se me escapó. Creo que, en una situación similar, esta vez no fallaría'.

Su nivel de confianza es absoluto. No siente ningún tipo de temor cuando pega su derecha y logra una aceleración de la pelota que sólo permite al rival mirar el lugar donde cae. 'Ferrero ha jugado muy bien todos los puntos importantes', reconoció Hewitt tras perder por segunda vez consecutiva con el español y recordar el partido que le ganó en Barcelona en la final de la Copa Davis en diciembre pasado; 'contra él no hay mucho que hacer. Me ha dado poquísimas oportunidades. Mereció ganar'.

En la pista, el desastre que vivió Hewitt fue tan importante como el que se reflejó en los rostros de su padre, Glynn; su madre, Cherilyn, y su hermana, Jaslyn, que esta vez debieron reprimir toda la furia que suelen expresar cuando Lleyton se enfrenta a un español. No hubo ocasión. Tanto su familia como él parecían cada vez más pequeños, más ridículos, más impotentes ante la avalancha de golpes que fluía de la raqueta de Ferrero. Sólo en los primeros juegos los intercambios resultaron igualados. Entonces Hewitt logró su único break y se colocó con 2-0. Pero aquello sólo resultó un espejismo. Ferrero no volvió a perder el saque y salvó las pocas bolas de rotura que afrontó con golpes que produjeron un '¡oooh!' de admiración.

Pero cuando realmente empezó la demolición fue en la segunda manga. Ferrero ya tenía entonces la confianza de saberse ganador y su brazo se sentía absolutamente libre. 'No; para pegar el latigazo de derecha, no debo realizar ningún esfuerzo especial', confesó; 'lanzo el brazo y me sale así. Es natural. Me sale espontáneamente'. Su serie de aciertos no se paró ya hasta el final. Su drive surgía desde cualquier situación y las bolas perseguían las líneas hasta caer sobre ellas. Pero no fue sólo eso. Su saque se ha convertido también en un arma poderosa. Y su revés no frena en absoluto sus ataques. Sabe hacerlo todo. Incluso volear: ayer, una de las jugadas que levantó al público la cerró con una dejada realizada con una volea de revés cruzada.

'¿Y, ahora, ya piensa en ganar el torneo?', se le preguntó. '¿Ganar?', concluyó; 'ojalá fuera este año. Creo que puede serlo. Pero me quedan aún dos partidos'. El primero, el viernes, ante Kuerten, un doble campeón (1997 y 2000) en la capital francesa.

Juan Carlos Ferrero cierra el puño victorioso tras su partido ante Hewitt.
Juan Carlos Ferrero cierra el puño victorioso tras su partido ante Hewitt.REUTERS

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