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Tribuna
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Sin deporte, la ruina

Analizando datos recientes, se deduce que la emisión de noticias deportivas en telediarios y programas especializados -el 90% corresponde a partidos de fútbol-, le reporta a TVE unos ingresos anuales de casi 1.000 millones de pesetas, únicamente por la publicidad en los informativos, sin tener en cuenta las retransmisiones. El programa más visto del mes de abril ha sido el partido entre el Real Madrid y el Galatasaray (siete millones de telespectadores). ¿Cómo van a renunciar las televisiones públicas a no participar en este pastel?

RTVE es un servicio público y, como tal, sujeto a los principios de objetividad, pluralidad y respeto a las minorías. Su atención al nivel de audiencia debe reservarse a los eventos en los que compita por el interés de las mayorías: sólo en este supuesto es admisible, dentro del criterio principal de servicio público, el subsidiario de rentabilidad del programa.

Es legítima la competencia de TVE en el ámbito estatal y de las cadenas autonómicas en su ámbito territorial con las privadas a la hora de pujar por los encuentros deportivos. No niego que las cantidades que se abonan por determinados partidos están cerca de sus límites presupuestarios, pero su amortización sería un problema de gestión, no de interés general.

El escenario futuro para ciertas retransmisiones deportivas se vislumbra como una batalla mediática que incluirá operadores, plataformas digitales, directrices de la Unión Europea y disposiciones de los propios países. En ningún caso podrá negarse la legitimidad de las televisiones públicas de actuar en competencia con las cadenas privadas en la compra de derechos de retransmisión.

En el mercado de los productos de gran audiencia, tan legítimo es adquirir los derechos de los Juegos Olímpicos, los de un partido de Liga o de sus resúmenes como comprar el último filme de Spielberg o financiar una serie de Lina Morgan. Otra cosa sería a cuáles de estos derechos debe aspirar una televisión pública en el cumplimiento de sus obligaciones. Debe ser de los partidos en los que participen clubes españoles y en los resúmenes de las competiciones estatales y europeas. Sin embargo, no aparece como principio de servicio público competir con sistemas de pago por visión de no mediar una declaración de interés público.

Imaginar que TVE y algunas cadenas autonómicas renuncien a la retransmisión de la final de la UEFA con el Alavés, o a la final de la Champions con el Valencia, o que la televisión catalana se olvide de competir por el Barça y el Espanyol no es sólo una ingenuidad, sino condenarlas a la ruina.

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Pere Grau i Buldu es diputado portavoz de CiU en la comisión de control de RTVE.

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