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Reportaje:

Intrigas en la Universidad

El profesor malagueño Fernando Wulff narra en una novela el asesinato de una vicerrectora

La vida en la Universidad significa clases, tutorías, juntas de centro, consejos sociales, congresos, encierros en la biblioteca, exámenes, suspensos, aprobados, y un largo etcétera. Una rutina que se ha encargado de romper el profesor de Historia Antigua de la Universidad de Málaga Fernando Wulff quien, paralelamente a su actividad docente, ha escrito El caso del asesinato de la vicerrectora, una novela de ficción, siempre hay que decirlo, en la que una exuberante dirigente de la institución docente es asesinada. El arma homicida: el Dies Irae (El día de la ira), un valioso libro parte de un rico legado de obras donado a la universidad por un multimillonario mecenas.

Pero el autor no se conforma con cerrar puertas a múltiples causas y adereza las circunstancias del crimen con odios y disputas personales que circulan alrededor de Marta Argüelles, la asesinada vicerrectora. Además, la víctima se caracterizaba por haber tenido un estrecho lazo con los ámbitos de poder de la ciudad y un ascenso meteórico hasta su lista interminable de cargos en el ente docente. Este último aspecto cuenta con las dudas sobre los métodos usados, máxime cuando Marta Argüelles era una mujer extremadamente atractiva y se le conocían devaneos sexuales dentro de la universidad. La guinda a un personaje tumultuoso lo ponían sus coqueteos con la cocaína.

Ante las reiteradas consultas de sus alumnos, que le asaltan para saber en quién se ha inspirado para crear a sus personajes, Fernando Wulff no se cansa de repetir que es pura ficción y no le pone caras a los implicados en la trama. 'Mi única pretensión es divertir', asegura quien comenzó la obra por entregas en una publicación independiente de la Facultad de Filosofía y Letras y acabó recurriendo al sitio http://seneca.uab.es/csubirats/ad/ad1 en Internet, donde se puede leer íntegramente el texto.

Aunque reitere que no hay coincidencias personales, Wulff reconoce que en la construcción del ambiente universitario sí hay pinceladas extraídas de diferentes universidades españolas, no sólo de la malagueña. Hace especial hincapié en la desafortunada estética de los edificios académicos, pasando por los que llama juegos 'poderíticos' para alcanzar los puestos de responsabilidad en las universidades, hasta describir al profesor que se encarga, más de lo adecuado, de oír su propia voz con la que da continuos repasos a su adornada trayectoria. También hay, a lo largo de los cuatro capítulos, una mención especial al regusto universitario por los interminables acrónimos y siglas.

El contexto académico no es el único implicado en la novela. También entra en juego el estimulante devenir de las pesquisas policiales. Wulff plantea al inspector Quintana como al investigador del cine negro que busca con sutileza e inteligencia los puntos débiles a cualquiera que pueda estar implicado en el asesinato. Una labor que acomete junto a un ridiculizado ayudante que palia el estereotipo norteamericano del zampadonuts con su particular obsesión con las rodillas femeninas.

Con El caso del asesinato de la vicerrectora, el profesor Wulff trata de aportar un punto de relajación al cotidiano ajetreo y encorsetado día a día universitario. Lo hace creando una truculenta historia cargada de ironías en la que los designios de un vasto legado cultural están rodeados por un crimen, que tiene mucho que ver con la llegada de dicha colección de libros a manos de la Universidad de Málaga. Una actividad extraacadémica en la que un núcleo ficticio deja entrever realidades universitarias con toques de ironía y humor negro.

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El profesor Fernando Wulff en el campus universitario de Teatinos.
El profesor Fernando Wulff en el campus universitario de Teatinos.RAFAEL MARCHANTE

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