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Máxima expectación ante el Madrid-Barça

El Barça se la juega hoy frente a un Madrid que, desde la comodidad del liderato, aguarda a los azulgrana con ganas de rematarles y devolverles el escarnio de la derrota del Camp Nou

Ramon Besa

Juega el Madrid en casa, donde sólo ha cedido tres puntos: perdió contra el Mallorca; dispone de un equipo estable y fiable: sus alineaciones son tan naturales como sus últimos resultados, presididos por un triunfo ante el Racing, un empate en A Coruña y una derrota en San Mamés; cuenta con recursos solventes para cambiar la dinámica de cualquier partido: jugadores como Munitis o Guti expresan la ambición y calidad del banquillo madridista; y juega con la alegría y la suerte de quien comanda el campeonato: físicamente parece entero, las lesiones le respetan y cuantos factores rodean al juego le son favorables: los árbitros le respetan igualmente que los adversarios, y para comprobarlo basta ojear las sanciones y los goles en propia puerta, como el que se metió Helder el pasado sábado en Riazor, para recordar el último.

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El Madrid puede preparar el clásico desde la abundancia -incluso recupera a Morientes y McManaman-, tal que fuera un partido como cualquier otro, y si se quiere con un cierto ánimo de revancha por cuanto sucedió en el Camp Nou, donde el Barcelona le sometió por tierra, mar y aire a partir de una rechifla contra Figo.

Frente a la apuesta simple del Madrid, el Barcelona juega doble. No le vale otro resultado que no sea la victoria, de manera que no solamente apela a sus valores futbolísticos sino también a la carga sentimental que acompaña a sus partidos frente a su rival histórico. Imprevisible por naturaleza, al equipo azulgrana le van los mano a mano, los partidos a cara o cruz (Milán, Leeds, la ida contra el propio Madrid), más que cualquier perspectiva de futuro o recuento (lleva más derrotas en campo contrario que victorias: cinco contra cuatro por tres empates).

El encuentro de hoy le ofrece precisamente una oportunidad única: redimirse en un día de los errores acumulados en el curso y al tiempo aumentar las dudas que ya levantó el Deportivo sobre la presunta inaccesibilidad del Madrid en esta Liga. El drama del Barça es que quiere jugar al ataque sin defensas: ha perdido a Abelardo, lesionado en el Inglaterra-España; Reiziger está con gripe desde el Holanda-Turquía; y Puyol, el marcador de Figo en el Camp Nou, lleva largo tiempo lesionado, ausencias que confirman que la plantilla está mal confeccionada: sobran media puntas y faltan centrales y jugadores de banda. A Serra Ferrer igual no le queda otra alternativa que retrasar a Cocu como central y dar entrada a Petit en una línea media cuya capacidad de recuperar la pelota es inferior a la del Deportivo. 'Nuestra suerte pasa por abrir el campo y jugar al ataque', coinciden varios titulares azulgrana, 'si reculamos el Madrid nos zurrará a ocasiones porque tiene hasta hasta siete jugadores que atacan, comenzando por Roberto Carlos'. A la vista de que no ha podido preparar ningún antídoto contra el bloque ofensivo del Madrid, y consecuentemente no se prevé otro marcaje al hombre sobre Figo como ocurrió en el Camp Nou, Serra Ferrer ha hablado durante la semana especialmente con Overmars y Rivaldo, enfrentado a Figo en un duelo de calado internacional.

El Barça ve tan vulnerable defensivamente al Madrid como el Madrid al Barcelona, de manera que si uno y otro respetan su declaración de intenciones, el partido puede ser de ida y vuelta, sabroso para las hinchadas, de muy buen ver para las directivas, que con sus presidentes al frente se han citado en el palco en un acto que confirma que corren nuevos tiempos en el fútbol. El buen trato institucional ha rebajado la polémica sin que el clásico haya perdido interés, pues el intento de reventa de abonos por Internet ha sido notorio durante la semana. Tampoco la designación como árbitro de Losantos Omar, un abogado vizcaíno vegetariano, ha provocado suspicacias, como si los dos equipos aceptaran disputarse los tres puntos a pelo, con sólo la pelota de por medio, sin necesidad de hinchar el choque con afrentas.

No hay consignas oficiales de cómo debe recibirse al Barça después de lo sucedido en el estadio azulgrana. El partido, que estará controlado por 700 agentes de seguridad, ha sido declarado de alto riesgo. El Madrid espera que el factor campo sea tan determinante como en Barcelona, y al Barça tampoco parece venirle mal que la contienda tenga un alto componente ambiental, sobre todo porque un buen estado de ánimo puede ayudarle a combatir su probada fatiga. Sabedor de que en la ida ganó sin Guardiola, Kluivert y Overmars, el equipo azulgrana parece dispuesto nuevamente a desmentir las estadísticas, que le dejan en mal lugar. Desde hacía una década no acudía al Bernabéu con tanta desventaja (en 1991-92 eran seis los puntos de diferencia en la quinta jornada) y únicamente en tres ocasiones ha ganado en Chamartín siendo el Madrid líder. Al Madrid, sereno y regular como transita por la Liga, no le conviene el jaleo sino la pura rutina, signo de que su jerarquía es tal que le permite afrontar el clásico como si fuera un partido cualquiera.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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