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Una auditoría revela fallos de gestión en entidades de la Generalitat

La Sindicatura de Cuentas ha detectado algunas anomalías en la gestión realizada en 1998 por algunas entidades dependientes de la Generalitat; entre ellas, el Teatre Nacional de Catalunya, el Centro de Supercomputación (Cesca) y el Instituto Catalán del Suelo (Incasol).

El informe del órgano fiscalizador plantea que el consejero delegado del teatro, Josep Maria Busquets, debe tener un contrato laboral y no percibir su sueldo a través de facturas. También propone que los miembros del consejo asesor, que percibían remuneraciones de 250.000 pesetas al mes en 1997, también firmen contratos, cambio que la entidad dijo ayer que ya ha adoptado.

El Teatre Nacional de Catalunya tuvo 564,6 millones de pérdidas en 1997 y 531,2 en 1998. 'Las pérdidas son debidas a que las subvenciones recibidas no bastan para 'cubrir el déficit de los resultados de la actividad', dice el auditor.

Más información
La Sindicatura observa anomalías de gestión en el Teatre Nacional

Sobre el Cesca, la auditoría señala que ha recibido activos de la Fundació Catalana per a la Recerca 'sin documentación suficiente que soporte esta cesión'. La Sindicatura de Cuentras también ha fiscalizado al Instituto Catalán del Suelo, del que señala que en 1997 tenía colaboradores contratados 'sin adecuarse a los procedimientos establecidos por la normativa vigente' y que facturaron 'mensualmente durante varios ejercicios, lo que podría llegar a considerarse una relación laboral encubierta'. La entidad señala en sus alegaciones que regularizó esta situación el año pasado.

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