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Cerrado un horno de la incineradora tras rebasar 15 veces el límite de dioxinas

Algo falla en el interior de la incineradora de Valdemingómez y las autoridades no saben qué es. La incineradora municipal, que quema más de 900 toneladas de basura al día para producir energía eléctrica, superó a finales de octubre en casi 15 veces el límite de emisión de dioxinas y furanos (sustancias consideradas tóxicas) que permite la legislación. La Consejería de Medio Ambiente, tras confirmar ayer estos resultados a través de un laboratorio independiente, ordenó el cierre fulminante de una de las tres líneas de tratamiento -un horno- de la basura, en concreto la que superó en un 1.480% el límite. En vez de emitir 0,1 nanogramos de dioxinas por metro cúbico, desprendió 1,4.

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El consejero de Medio Ambiente, Pedro Calvo Poch, en una rueda de prensa urgente convocada ayer tarde, aseguró que no existía ningún peligro para la población y reclamó 'tranquilidad' ante los datos. Calvo incidió en que esta situación no afectará a la salud de los residentes en las áreas cercanas -Vallecas Villa, Santa Eugenia, Rivas y Vicálvaro-, ya que 'la superación de los niveles de emisión de estas sustancias [furanos y dioxi-nas] se produjo de forma puntual' (esporádica).

Según Calvo, la alarma saltó a fines de octubre pasado cuando los datos obtenidos por el Ayuntamiento sobre la contaminación que genera la planta no coincidieron con los de la Comunidad. En uno de los hornos, los análisis municipales observaron una emisión de 0,04 nanogramos de dioxinas por hectómetro cúbico de aire, mientras que los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente midieron 0,12 nanogramos, una cifra que ya superaba el límite establecido en un 20%.

'Por primera vez en cinco años [la planta fue abierta en diciembre de 1995]', explicó Calvo, 'los resultados de los análisis del Ayuntamiento y de la Comunidad diferían'. La única explicación posible era que alguna de las muestras tomadas se hubiera estropeado durante su manipulación y, por eso, se habrían obtenido datos tan diferentes. Se encargó entonces un nuevo análisis de las tres líneas. 'La analítica confirmó hoy [por ayer] que una de las tres superaba los límites establecidos [14,8 veces]', reconoció. A las 17.15, nada más recibir la confirmación del laboratorio de Barcelona donde se enviaron las muestras, Medio Ambiente suspendió temporalmente la actividad de uno de los hornos de incineración.El concejal de Medio Ambiente, Adriano García-Loygorri, del PP, admitió que desconoce también las causas que han provocado este importante aumento de los niveles de emisión de dioxinas. 'Hemos iniciado una investigación exhaustiva para determinar los motivos del incremento de los niveles. Cuando se hayan determinado y el problema esté solucionado, pondremos de nuevo en marcha la tercera línea durante tres o cuatro días. Luego, la cerraremos hasta que tengamos los nuevos análisis y éstos señalen que puede volver a funcionar', anuncia García-Loygorri.

Mientras esté parado este horno, las 300 toneladas de basuras que devora cada día serán arrojadas al vertedero de Valdemingómez.

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'Es bastante extraño que una de las líneas ofrezca esos niveles de dioxinas, mientras que las dos restantes siguen dentro de lo normal, ya que las tres se alimentan del mismo tipo de basura', dice García-Loygorri. Éste quiso también tranquilizar a los residentes en los municipios cercanos a Valdemingómez. 'Hace algún tiempo realizamos un estudio científico para conocer cuáles son los niveles de riesgo [de dioxinas] para los adultos, y determinamos que estos riesgos se encuentran en un punto 1.000 veces por encima de lo detectado ahora, mientras que para los niños el listón se sitúa en unas 400 veces', señala. El concejal destaca que no se ha visto un aumento del nivel de dioxinas en los suelos que rodean la incineradora.

Los tres hornos de la incineradora municipal de Valdemingómez - que explota la empresa Tirmadrid- son analizados cada tres meses (uno cada 30 días) por los técnicos del Ayuntamiento. La Comunidad, por su parte, hace análisis periódicos sin aviso previo. Sin embargo, la normativa europea obliga a que los análisis se hagan sólo cada seis meses.

El portavoz de Medio Ambiente del grupo parlamentario de IU, Julio Setién, calificó la planta de 'tremendo fracaso'. 'Está claro que la incineradora ha estado funcionando en condiciones precarias. Ya denunciamos en noviembre pasado que los responsables de la planta habían aumentado de manera espectacular la cantidad de basura que quemaban [de 600 toneladas a 900] para paliar la disminución de su poder calorífico'.

Selección de basuras

Setién se refiere a que la selección de la basura que se hace en los hogares, en la que se separan los residuos orgánicos de los inorgánicos, ha reducido notablemente el poder calorífico de la basura; por ello, la planta debe quemar más cantidad de residuos para paliar la carencia calorífica de los que le llegan. Según Setién, aquí puede estar la causa del incremento de dioxinas.

Izquierda Unida exige el cierre 'inmediato' de los tres hornos, 'porque nadie sabe cuánto tiempo los residentes en la zona han estado respirando esos niveles'. 'Lo que debe hacer la Comunidad', concluye Setién, 'es realizar un estudio epidemiológico sobre la población, porque estamos ante un grave problema de salud pública'.

El alcalde de Rivas-Vaciamadrid (30.000 habitantes), Fausto Fernández Fernández, apoya el cierre cautelar del horno y exige conocer todas las mediciones efectuadas sobre la planta desde que se puso en marcha. Rivas está a tres kilómetros de la incineradora de Valdemingómez y tiene un crecimiento urbanístico previsto cercano a los 90.000 vecinos, informa Ángel Zafra.

Carlos Martínez, director del Club Español de Residuos (que engloba a científicos y profesionales del sector), destaca el 'buen funcionamiento del sistema de mediciones y control' de la planta. 'El problema de las dioxinas no es una emisión esporádica, sino cuando existe una fuente que genera de forma permanente las dioxinas; y eso no se ha producido en Valdemingómez porque los sistemas de control han funcionado a la perfección', afirmó.

Martínez recuerda que las incineradoras producen sólo el 1% de las dioxinas del país, porque el 99% proviene de la industria y de la automoción. 'Pero con una diferencia: sólo se controlan las dioxinas en las incineradoras. Además, las dioxinas emigran de sus lugares de producción y se fijan en los tejidos grasos de los animales a muchos kilómetros de distancia. Seguramente nos afectan mucho más las dioxinas de los salmones del mar del Norte que comemos que las que pueden salir de una planta tan segura como Valdemingómez'.

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