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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Parlamento empobrecido

O bien el Gobierno mintió deliberadamente al decir que desconocía el empleo de proyectiles con uranio empobrecido en Kosovo, o bien existe una grave incomunicación entre el mando militar y el Gobierno, o éste considera irrelevantes datos que desde hace años preocupan a muchos gobernantes y ciudadanos. Es lo que se deduce de la respuesta dada ayer por el Ministerio de Defensa y el portavoz del Gobierno a las informaciones sobre la ocultación al Congreso del uso de este tipo de armas.

Según Defensa, el Gobierno desconocía ese dato, ya que la información facilitada al respecto por Estados Unidos 'fluyó [sólo] por los canales de mando militar', sin que se comunicara 'a los Gobiernos de la Alianza por no considerarlo relevante a otros efectos'.

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Fue una fuente de Defensa, el coronel Villalonga, responsable de Inspección de Sanidad, quien reveló el miércoles que España conocía desde mayo de 1999 la utilización de uranio empobrecido (que mantiene el 80% de la radiactividad del uranio natural) en Kosovo. Esa información contradecía lo afirmado por el Gobierno a varias preguntas parlamentarias formuladas por Izquierda Unida con posterioridad a esa fecha.

Aunque fuera cierto que hay un exceso de alarmismo respecto al llamado síndrome de los Balcanes, ello no justificaría mentir al Parlamento. Si la función principal de los parlamentos es 'la vigilancia y el control del Gobierno', según una idea muy citada de Stuart Mill, hay que dar por supuesto que el Ejecutivo dice la verdad cuando responde a las cuestiones que le plantea la oposición en su tarea fiscalizadora. La respuesta facilitada el 22 de septiembre de 1999 fue especialmente desgraciada porque precisaba que 'ninguno de los países que participó en el conflicto ha mencionado tal actuación'. Ahora se reconoce de manera jesuítica que sí había sido comunicado por Estados Unidos, pero por vía militar. Más vale considerarlo un lapsus, porque otra interpretación sería calamitosa. En todo caso, conviene que el ministro lo aclare el martes en su comparecencia parlamentaria.

En su entrevista televisiva del martes, el presidente Aznar vino a decir que los problemas del momento son todos exógenos: la inmigración, las vacas locas, el síndrome de los Balcanes, el submarino de Gibraltar... Aparte de la tendencia a adjudicar los fracasos a terceros y a uno mismo los éxitos, hay un cierto paletismo en esta cuestión. Si se trata de problemas europeos, son nuestros problemas, y si hay responsabilidades por una mala gestión, son responsabilidades propias. Porque España forma parte de la UE y de la OTAN, organismos competentes para abordar esas cuestiones. Es cierto que ahora los problemas son comunes, y que en todas partes ha habido cierto secretismo gubernamental respecto a los proyectiles con uranio empobrecido; pero no se sabe de otro gobierno que haya empobrecido la función de la asamblea parlamentaria mintiendo: sea por ignorancia, por desdén o por mala fe.

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