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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Dos hospitales: La Paz y la Cruz Roja

Por un lado, denuncio el caos existente en el hospital La Paz a cualquier hora y día que una tenga que acudir a los servicios de urgencia.

Allí se ve a los enfermos ubicados en los pasillos, pasando frío, desatendidos de atención médica, y a sus familiares hacinados en salas de espera llenas de suciedad, donde no funciona nada, servicios sin agua corriente, máquinas de café averiadas, teléfonos inutilizados.

El día 11 del pasado mes ingresé a mi madre, de 83 años, donde la tuvieron en boxes durante 26 horas.

Mientras discurrió ese tiempo fuimos informados durante un minuto, y eso porque tuvimos que abordar en el pasillo a la doctora, que, de muy mal grado, nos manifestó que permaneciéramos en la sala, que ella no había llamado a nadie.

Este comportamiento, al parecer, es una práctica generalizada en la mayoría de la hornada de doctores jovencitos, que no asimilan que están en un servicio público y, por tanto, con obligaciones de atención a los ciudadanos.

Mientras mi madre permanecía en boxes, una enfermera la abroncaba a ella y a otras dos enfermas por protestar de tener la cuña excesivo tiempo (más de cuatro horas); una vez efectuada la evacuación, solicité la identidad de esta persona a la señorita de atención al paciente, pero me dijo que no podía facilitármela.

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Siguiendo con el mal ejemplo, podemos extendernos a la celadora de la puerta de entrada, que ante los familiares de los enfermos se permitía el lujo de estar fumando.

Al día siguiente de su ingreso fue trasladada al hospital de la Cruz Roja, y aquí la cosa cambió radicalmente: el trato que se le dio fue exquisito, desde el celador de la puerta de entrada, pasando por las enfermeras (qué majas son y cómo se desviven en atenciones), hasta llegar al equipo médico del doctor Sepúlveda y él mismo, un ejemplo de atención, humildad y desvelo hacia los enfermos.

No siempre la atención hospitalaria funciona mejor por mejores medios y ni por más aportaciones económicas, pues me consta que este hospital tiene los recursos muy limitados, casi en la penuria, pero ahí están esos hombres y mujeres luchando por dignificar la sanidad pública.

A todos ellos les doy las gracias por el trato otorgado a -y recibido por- mi madre, que me consta que es la práctica común en este hospital madrileño de la Cruz Roja.-

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