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LAS CLAVES DE LA SEMANA

Ordenar el territorio

Todo escepticismo está sobradamente justificado cuando se habla de ordenar el territorio del País Valenciano. La última y más notable de las ordenaciones ha consistido en su liberalización, propiciando las iniciativas urbanísticas al pairo del principio "todo el litoral y todo el monte son orégano". Esto es: negocio. Y así nos ha ido. Colmenas residenciales sin agua, servicios ni infraestructuras básicas, tanto en el monte como en la playa. Anarquía sin trabas, o las mínimas. Pero por fin, o eso parece, la Generalitat quiere poner orden en el caos y promete una ley inminente para frenar el desmadre y salvar lo salvable, empezando por lo poco que queda de la franja costera. Igual han descubierto que para salvar el jamón no pueden dejarlo pudrir ni esquilmar. Ahora solo falta saber qué dice el gremio inmobiliario y la miríada de munícipes que siguen confundiendo el crecimiento con el desarrollo y nunca se las ha ocurrido poner puertas al campo o a la playa, aunque con ello hayan hipotecado aquel y éste. No obstante, démosles un voto de confianza y esperemos que, de una vez, alumbren esa ley que, aún tardía, es necesaria para que no nos ahogue tanta discrecionalidad.

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