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Reportaje:

Moncho Moliner, maestro de ciclistas

Una de las mejores generaciones españolas homenajea al director que los descubrió

Un Tour, algunas Vueltas a España, un saco de victorias de etapa en todas las rondas nacionales e internacionales. No estaba allí, pero ya había estado antes, porque Ramón Chamorro Moliner, Moncho Moliner en su mundo y para todos los que están en él, tiene sus 36 años de dedicación a la bicicleta llenos de descubrimientos, más de trescientos: Perico Delgado, Lale Cubino, Javier Minguez, Eduardo Chozas, Camarillo, López Carril, Alberto Fernández, Manolo Sainz, Jesús Suárez Cuevas..tantos que hoy llenaría un Tour con sus chicos.Porque Moncho Moliner está ligado a uno de los deportes de mayor aceptación popular en la historia reciente de este país, de un deporte glorioso en los últimos años gracias a héroes ocultos como él que siempre tuvo un bocadillo y una cama bien dispuesta para que Perico, Chozas o el que fuese saliese a correr como Dios manda. Hubo una Vuelta a España en los años ochenta en la que 52 corredores de los diversos equipos que competían habían sido pupilos de este vallisoletano que entró en el mundo del ciclismo por pura casualidad. Treinta y seis años atrás la ausencia de un conocido y el hablar con un amigo, Manolo Jiménez, de las necesidades de la cofradía penitencial le introdujeron de lleno en el deporte de las dos ruedas y los pedales.

Los chicos de Moncho Moliner, como ellos mismos se definen, quieren ahora distinguir a este hombre que les dio una razón deportiva y un oficio que les ha servido para ser algo más en la vida. En el pasado Mundial, ex corredores como Delgado, Cubino o Manolo Sainz recordaron la propuesta del fallecido Hernández Úbeda en una etapa de la Vuelta a España: "Hay que hacer un homenaje a Moncho". Será mañana en el hotel el Montico de Valladolid. Allí estarán casi todos, ya que los ex-corredores, ahora comentaristas deportivos, directivos o técnicos han corrido la voz por toda España.

Mientras tanto, este vallisoletano de 63 años que empezó poniendo su descapotable de principio de los sesenta para seguir a sus ciclistas en plena carrera, tiene en su lúcida memoria algunos de los mejores momentos de su vida. Anécdotas, muchas más. Esa carrera entre Logroño y Clavijo en la que Pedro Delgado, fiel a la filosofía de Moliner, "salió con Hernández Úbeda como una exhalación y cogió una pájara impresionante". O esa otra vez en la que uno de sus corredores dio positivo por anfetaminas con el consiguiente mal rato tras conocerse los análisis cromatograficos. Lo cierto es que Moliner ha dado mucho al ciclismo de este país. Cuando los equipos juveniles eran bandas más que formaciones deportivas, dotaba de equipamiento a sus pupilos, les daba cama si eran de fuera en un piso que tenía junto al bar La Farola de Valladolid e incluso les alimentaba. Todo ello a pesar de que a algunos "no les entraba el pescado, otros eran vegetarianos y los que más veían en el bocadillo de chorizo picante la alimentación perfecta para un deportista que tenía que pedalear sin desfondarse".

Moncho Moliner, el número uno del primer curso de directivos nacionales de ciclismo que se realizó en España, cuya primera carrera ganada fue, igualmente, la primera que ganó Javier Mínguez con 15 años, no puede evitar un punto de emoción cuando habla de sus corredores. Sostiene que "todos tenían algo y todos eran iguales para mí", pero sus estrellas, qué duda cabe, son Perico Delgado y Lale Cubino. En cuanto al ciclismo de nuestro días Moliner entiende que es muy diferente al de sus tiempos. Él, que no dejaba correr a sus chicos si suspendían las asignaturas del colegio (que se lo pregunten a Pedro Delgado que no fue a la Escalada a Montjuich por suspender en 1976 el francés) ve cómo "un crío de 15 años tiene manager y una máquina como la de Olano en el Mundial. ¿Cómo va a ilusionarse? ¿Las tácticas? Lo mismo. Los directores recomiendan a los chavales que se pongan a rueda de sus rivales y así no son las cosas. Hay que esforzarse y no buscar provecho en los demás, y ante todo, ahora hay muchos padres de corredores que están dirigiendo los equipos ciclistas y eso es un problema", afirma tras reconocer que él también se equivocó con algunos corredores. A buen seguro que esos también estarán en el homenaje.

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