El congreso de Convergència bendecirá a Artur Mas como 'delfín' de Pujol
No habrá sorpresas ni sobresaltos. Todo está previsto. El XI congreso que Convergència Democràtica (CDC) inicia hoy supondrá la puesta de largo de Artur Mas, portavoz del Gobierno catalán y delfín de Jordi Pujol. Mas es candidato único y, por tanto, será investido nuevo secretario general, un primer peldaño de la larga y resbaladiza escalera a la sucesión del líder indiscutible de la coalición. Los problemas internos han quedado superados y los conflictos con los socios democristianos de coalición, Unió, aparcados.
No se quiere reparar en gastos y nada debe restar brillantez a la puesta en escena convergente con la que se pretende consagrar a Mas como sucesor de Pujol. Para que no falte nada, el congreso puede permitirse el lujo de mostrar la mano tendida a sus socios de Unió. Por ello, se plantea incluso aprobar una enmienda que propone la federación entre los dos partidos que integran CiU para estar en comunión y armonía con la propuesta de los democristianos. Una salida menos comprometida que la demandada por las bases convergentes, partidarias de la fusión entre ambos partidos.CDC vivirá, pues, un congreso de unanimidades y de mano tendida al socio político, mientras en casa del vecino, en Unió, Josep Antoni Duran Lleida está en horas difíciles por el caso Pallerols.
Mas quiere aprovechar todo el viento que tiene a favor para imprimir un estilo conciliatorio al partido del que será secretario general. Y para ello es muy probable que someta a votación nominal del pleno los 10 cargos de la nueva ejecutiva -integrada por 41 personas-, cuyo nombramiento es potestad suya. Este gesto se interpretaría como un reconocimiento del nuevo líder hacia una militancia que, obviando reticencias y problemas, ha cerrado filas en torno a su liderazgo. Incluso los nacionalistas moderados del partido, de Catalanisme i Progrés, han dado su visto bueno a un candidato que inicialmente fue aupado por el entorno de Jordi Pujol, que coincide con uno de los sectores más nacionalistas del partido.
Pero el nuevo secretario general quiere premiar la fidelidad de todo el partido con la incorporación a la nueva ejecutiva de algún destacado integrante de los moderados -dentro del cupo cuyo nombramiento es potestad de Mas-. En cualquier caso, la lista que propone Mas estará copada por varios miembros del Gobierno, todos de la línea más soberanista.
Jordi Pujol ha bendecido, por supuesto, toda la operación de relevo de Pere Esteve al frente de la secretaría general. En los últimos tiempos eran muchas las voces dentro de CDC que entendían que no podía competir con Duran Lleida un candidato -Artur Mas- que no tenía los resortes del partido en sus manos. Mas ha desechado la fórmula de tener a dos secretarios generales adjuntos. Sin embargo, el portavoz del Gobierno de CiU ha evitado la compañía de astros que pudieran restarle protagonismo. Tal como manifestó un alto dirigente del partido, "algunos vicesecretarios podrían fagocitar la figura del secretario general". Además, Felip Puig no estaba dispuesto a dejar su cargo de consejero como le exigía la vicesecretaría.
En la secretaría de organización del partido repetirá Lluís M. Corominas, que accedió al cargo a principios del año pasado. Todos los sectores del partido -algunos reacios inicialmente- han dado su apoyo al actual secretario de organización.
Tanta unanimidad rebaja el interés en un congreso que tendrá los aditivos propios de todo gran encuentro nacionalista. No faltarán alusiones a la autodeterminación, ni al soberanismo, ni a los grandes proyectos de pacto con Esquerra Republicana.
La mayoría absoluta del Partido Popular y la necesidad en Cataluña de apoyo parlamentario -del que son deudores con la sección catalana del partido de José María Aznar- devolverán a los convergentes a la dura realidad cuando hayan apagado las luces del congreso. Pintan bastos políticos en el futuro para un partido nacionalista que había hecho del aumento del techo de autogobierno y de la mejora del sistema de financiación autonómica su caballo de batalla. Y que, además, tiene pendiente la sucesión de Pujol.
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