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Segundo frente

La homilía pronunciada por el jefe del Gobierno en Barcelona, después de la bomba de ETA, fue en cierto sentido clandestina, porque la Generalitat de Cataluña, al parecer, no tenía conocimiento oficial de que Aznar acudía a la capital catalana a impartir doctrina económica. La Generalitat de Cataluña forma parte de los aparatos gestores del Estado español y lo más lógico hubiera sido que Aznar demostrara espíritu de cohabitación estratégica, pero el presidente parece obsesionado con el papel de caudillo democrático de la unidad de España y acudió a Barcelona a abrir el segundo frente antiseparatista y de las JONS. En el momento más álgido de la ofensiva de ETA, cuando algunos medios de comunicación, extranjeros, naturalmente, expresan sus dudas sobre la política vasca del PP, Aznar va a Cataluña a condenar toda reinterpretación de la Constitución, y muy específicamente la petición federalista que subyace en las reivindicaciones de la periférica izquierda catalana desde los tiempos de Pi i Margall.El jefe del Gobierno no recurrió esta vez al argumento de que democráticamente se puede conseguir todo sin necesidad de poner bombas. No. Para Aznar, cualquier demanda que cuestione el techo constitucional actual es electoralmente inconveniente, metafísicamente perversa y económicamente peligrosa, aunque es evidente que al Aznar poeta le excita mucho más la metafísica que la economía. La materia prima de su conferencia barcelonesa era la economía, e influido por los chistes sobre catalanes, el presidente del Gobierno pensó que si advertía a las fuerzas económicas de Cataluña que el federalismo les podría costar muy caro, conseguiría su despujolización y desmaragallización, esfuerzo a sumar al desarrollado por Piqué cuando pidió a los jóvenes catalanes del PP que nunca se hicieran comunistas.

Aznar electoraliza cuando vertebra el alma española superviviente en Euskadi y Cataluña. Es una estrategia rentable no sólo en las urnas españolas, sino también en Euskadi y Cataluña. Otra cosa es cómo se nos queda el cuerpo cuando volvemos a sospechar en Aznar ciertas maneras de prepotente galán del NO-DO cuando inaugura pantanos o cuando abre segundos frentes.

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