Líder siete años después

Los grandes futbolistas tienen estas cosas. Sin estar finos, aparecen para definir. Caso de Mendieta, por ejemplo. Justo cuando, por primera vez en mucho tiempo, el estadio le había reprochado con pitos la última pérdida de balón, justo cuando parecían faltarle las fuerzas, justo entonces aprovechó Mendieta un excelente pase cruzado de Carboni para marcar. Y desatascar un partido especialmente espeso. Su gesto tras el gol fue de rabia, de aquí estoy yo pese a quien pese. Es el capitán, el líder, el último recurso cuando se empina el partido. Otro mal partido, por cierto, y otro magnífico resultado del Valencia, aupado al liderazgo de la Liga siete años después. Y no es que los de Cúper desmerecieran la victoria. En absoluto, pero les faltaron ideas, como de costumbre. El Zaragoza fue un rival pobrísimo, con mentalidad de frontón, sin ningún respeto por el fútbol, sin ninguna capacidad de improvisación. Un tostón de equipo, incapaz de amenazar la pétrea zaga valencianista (grande de nuevo anduvo Ayala, que es una exhibición defensiva). De modo que Cúper se mostró dadivoso: concedió la reaparición a Deschamps tras su mes de lesión, e incluso dio paso a Angulo para que vaya cogiendo forma, que le hace mucha falta.Uno va a tener que acostumbrarse a ver este tipo de encuentros en Mestalla, pues éste parece el patrón establecido por Cúper: absoluta seguridad defensiva, máxima rentabilidad atacante. Al estilo del Mallorca de hace dos temporadas, pero lógicamente con bastantes más posibilidades. No hay resquicio al error defensivo en este equipo en el que su delantero centro, Carew, baja en los córners para defender. Y de qué manera: de cabeza se las lleva todas. El pasado verano, el Valencia no sólo fichó dos delanteros, Carew y Diego Alonso, sino también dos zagueros. Ambos se dedican apasionadamente a ambas tareas.

El conjunto de Cúper careció de frescura tras la reanudación, pero el técnico no se decidía a mover el banquillo. Y probablemente tuviera razón.

Reapareció Deschamps tras sustituir al exhausto Baraja. El Valencia disfrutó por primera vez del partido y Sánchez pisó un balón en el área que el árbitro convirtió en penalti. Lo falló el delantero de Aldaia. El partido se deshilachó y a Carew se le resistió el gol tras un centro de Zahovic. Y el Kily González fue creciendo en el choque a medida que éste se esfumaba. Quedó tiempo para asombrarse del gran salto de Ayala, que se eleva metro y pico del suelo. Ha encontrado el Valencia un defensa de una pieza: rapidísimo al corte, siempre atento. Una garantía para pasear a partir de ahora con el liderazgo puesto.