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El pulsómetro y la dieta

Como es habitual, toda la atención periodística a propósito del pulsómetro, la encuesta del Instituto Opina iniciada ayer en el programa Hoy por hoy que dirige Iñaki Gabilondo en la Cadena SER, ha recaído en las respuestas. Aquí nos consta que existe una interacción entre los fenómenos observados y los aparatos de medida, como dejó demostrado la mecánica cuántica. Por eso, en las líneas que siguen se ha preferido analizar las preguntas. Es demasiado frecuente en el periodismo al uso la acotación estricta de unas afirmaciones o de unos datos, que se ofrecen sin hacer referencia alguna a su condición de respuesta a preguntas mantenidas ocultas.Así, seleccionando de manera intencionada, es decir, buscando el contraste más escandaloso, se aíslan los totales más adecuados, por decirlo en términos de la jerga televisiva, que constituyen leña de la mejor calidad para formar las piras sobre las que disponer la combustión de los herejes o disidentes más apropiados en cada momento. "Despreocúpese de los hechos, fabrique un escándalo", titula su admirable artículo del domingo el director de The Observer, Will Hutton, dedicado a la denuncia de los excesos periodísticos. Para Hutton, la obsesión de los medios de comunicación por desenmascarar la hipocresía con la máxima ferocidad se ha convertido en un riesgo de destrucción de la democracia que el periodismo debería salvaguardar.

Por todo ello, y por muchas cosas más, tiene particular interés conocer qué se ha preguntado respecto a la situación política del País Vasco. La primera cuestión fue si allí debe haber elecciones de forma inmediata y las respuestas se diferencian según su origen para resaltar que en las Vascongadas postula elecciones un 45% y otro 41% es contrario, mientras que en el resto de España la proporción es de 66% a favor y 10% en contra. Claro que estos resultados dispares algo tendrán que ver con los matices de la actitud de los medios informativos de mayor implantación en cada uno de esos espacios físicos. Siempre deben ponerse los resultados del análisis de sangre con la dieta suministrada de manera deliberada o engullida de modo espontáneo por el paciente.

A la segunda pregunta, referida a la necesidad de que Jaime Mayor Oreja, dimita de su puesto de ministro del Interior si va a ser candidato del PP a lehendakari, son más los que responden a favor que en contra tanto en el País Vasco (el 41,5% y el 30,2) como en el resto de España (el 36% y el 25%). Que haya más respuestas favorables en el País Vasco tendría que ver con la observación del párrafo anterior, pero que los adversarios de la dimisión representen un porcentaje superior en las Vascongadas podría tener relación con problemas de seguridad, como si los interrogados se considerasen mejor protegidos con el actual titular al frente del Ministerio del Interior. En todo caso, la pregunta limitada a Jaime Mayor parece sesgada porque también y de la misma manera habría podido plantearse la necesidad de otras dimisiones de ministros que van a ser candidatos de otras comunidades autónomas. Por ejemplo, Josep Piqué, de la Generalitat; Jaume Matas, de Baleares; Francisco Álvarez Cascos, de Asturias; Celia Villalobos, de Andalucía; Ángel Acebes, de Castilla y León, y suma y sigue.

La tercera pregunta del mencionado pulsómetro fue si el PNV es imprescindible para lograr una salida al problema vasco. Parece sencilla, pero enseguida revela su carácter ambiguo. Obsérvese que se ha preferido el término salida al término solución y que se ha optado por la expresión problema vasco, muy cercana a ésa del contencioso tan querida de monseñor Setién y compañeros, capaz de envolver toda suerte de cuestiones, y se ha eliminado la referencia clarificadora a la paz y a la violencia, que son términos dominantes en el lenguaje del espacio público.

En cualquier caso, la manera en que ha sido planteada la pregunta nos deja sin saber cuál debería ser esa contribución del PNV considerada imprescindible para lograr una salida al problema vasco. Ninguna sorpresa en las respuestas, ni tampoco en la apreciable diferencia según el ámbito considerado. En el País Vasco la imprescindibilidad es estimada por el 75,5 %, y en el resto de España por el 51,8%. Pero esa imprescindibilidad para la solución del problema vasco es predicable también de otras fuerzas políticas como el PSOE y el PP, o sociales como el empresariado, los sindicatos o la Iglesia. ¿Al preguntar separadamente por el PNV se le está concediendo un plus de imprescindibilidad o se están midiendo sin más los efectos de la animosidad con que le distingue el Gobierno de Aznar? La solución, el próximo lunes.

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