Una nueva batalla en la guerra entre el COI y EE UU
El positivo de C. J. Hunter ha reavivado la guerra que desde hace tiempo enfrenta al Comité Olímpico Internacional (COI) y Estados Unidos. Desde hace años, el COI sospecha que EE UU ha tapado positivos de sus atletas mientras criticaba cada uno de sus errores en la lucha contra el dopaje, y ahora trata de devolver el golpe. Así se entiende cómo se reveló el positivo de Hunter: a través de dos altos cargos del COI que, además, acusaron a EE UU de taparlo.Pero la guerra no es sólo a causa del dopaje. En el COI todavía escuecen los ataques recibidos dos años atrás desde EE UU por la corrupción descubierta en torno a la elección de Salt Lake City como sede de los Juegos de Invierno de 2002. Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, debió acudir dos veces a ese país para responder de lo ocurrido, una de ellas ante el Congreso. Muchos no olvidan aquella afrenta y algún directivo del COI ya ha relacionado este nuevo escándalo con la lucha por suceder a Samaranch. La estadounidense Anita de Franz, una de sus vicepresidentes, es una de las mejor colocadas, pero este caso no favorece en nada sus aspiraciones.