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Reportaje:

Tesoros en óleo y plata

Hasta hoy, desde antes de convertirse en corte imperial en el siglo XVI, reyes, nobles y patricios, más concejos y particulares, han acuñado en Madrid decenas de miles de objetos suntuosos manufacturados. Algunos se vieron signados por un don, el arte, que les confirió hermosura perpetua y les hizo trascender los contornos de su propia forma, los prietos límites de sus épocas. El poder histórico de la Iglesia católica en Madrid se vio acrecentado por su lenguaje de símbolos simples. Mediante la predicación y el culto, el pueblo llano se explicaba a través de ellos aspectos de la vida cotidiana. Por tanto, tal lenguaje sacro fue empleado como vehículo didáctico y soporte de los contenidos del arte. Asimismo, la Iglesia, en tanto que administradora de la culpa y del perdón, fue acuñando una extraordinaria fortuna artística mediante herencias, donaciones y legados píos que han enriquecido su patrimonio. Menguado durante la guerra civil y ahora inventariado en Madrid, numerosos expertos siguen considerándolo fabuloso. Cuenta con unas setenta iglesias cuajadas de riquezas, señaladamente pictóricas, estatuaria, orfebrería en metales preciosos y textiles sacros. Cinco de sus templos son medievales: la Capilla del Obispo, San Jerónimo el Real, San Nicolás de los Servitas, San Pedro el Viejo y la ermita de Nuestra Señora de la Antigua. Del barroco, San Isidro el Real, San Ginés, San Andrés, las Calatravas y San Antonio de los Alemanes.Del siglo XVIII son Santa Bárbara, el Oratorio del Caballero de Gracia, San Francisco el Grande y la pontificia de San Miguel.

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La Iglesia descubre su patrimonio de arte barroco
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