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Reportaje:

La Iglesia descubre su patrimonio de arte barroco

Culmina en las diócesis de Getafe y Alcalá de Henares la penúltima fase del inventario del arte eclesiástico

El arte barroco que decora los templos de Madrid convierte a la ciudad en una superpotencia mundial en este estilo, señaladamente pictórico y arquitectónico. Así lo corroboran los contenidos del inventario de bienes artísticos de la Iglesia católica, cuya última fase acomete ahora una comisión mixta de expertos designados por la Iglesia y la Comunidad de Madrid. El inventario ha culminado ya en Getafe y Alcalá de Henares, dos de las tres diócesis que componen la provincia eclesiástica de Madrid, capital donde quedan aún por realizar aproximadamente las tres cuartas partes de la catalogación, según informaron a este diario fuentes de la Iglesia.Tres expertos civiles de gran prestigio, Victoria Tovar, Áurea de la Morena y Francisco Portela, catedráticos de universidades madrileñas en distintas disciplinas artísticas, más los sacerdotes y especialistas José Luis Montes y José Félix de Vicente, arquitecto, bajo la supervisión de María Rosa de la Cierva, encaran estos días el último tramo de una tarea casi titánica.

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Para hacerse una idea de la magnitud del trabajo desplegado desde hace 1992, hay que tener en cuenta que, sin incluir conventos, monasterios, ermitas ni iglesias comunes, la capital cuenta hoy con un número de parroquias cifrado en 505, según datos informatizados procedentes del arzobispado madrileño. (En 1992 poseía 331 parroquias, según los expertos Pedro García Gutiérrez y Agustín Martínez Carbajo en su libro Iglesias de Madrid, publicado por Editorial El Avapiés en 1993). La diócesis de Alcalá de Henares posee por su parte 56 parroquias, y la de Getafe, 53. A ello habría que añadir el número de iglesias correspondiente a los 179 municipios del conjunto de la Comunidad madrileña. Hay que destacar que también otros muchos centros religiosos como los monacales o conventuales, además de establecimientos asistenciales u hospitalarios regentados por órdenes religiosas, o bien cuentan con instalaciones de evidente valor inmobiliario o poseen objetos de carácter mueble de alta valía artística. Entre ellos figuran pinturas, esculturas, textiles sacros, orfebrería en metales preciosos, además joyería y medallas.

"Naturalmente, no hemos partido de cero", precisa José Félix de Vicente. "A grandes rasgos, el inventario propiamente capitalino estaba hecho por el esfuerzo de cuantos nos precedieron", destaca. "Pero lo que nos diferencia en nuestro cometido ha sido que, mediante este nuevo trabajo, hemos aportado datos para reconstruir documentalmente la historia de cada una de las piezas artísticas inventariadas en cuanto a sus diferentes propietarios y a los lugares donde fueron expuestas". La inversión ronda los 300 millones anuales.

Mientras se realizaba el acopio de datos, numerosas obras de arte han sido restauradas, como es el caso del Cristo de Francisco Camilo (1615-1673), una joya del barroco madrileño del siglo XVII que se hallaba muy craquelada y que ha sido delicadamente tratada y esclarecida por el restaurador Antonio Sánchez Barriga, del Instituto del Patrimonio Histórico Español. Después de las restauraciones y catalogaciones realizadas, Camilo pasa a engrosar la división áurea de los pintores barrocos del Madrid del XVII. "Este Madrid pictórico es en verdad una auténtica superpotencia mundial", asegura con entusiasmo José Félix de Vicente a propósito de los hallazgos realizados durante la catalogación. "Otro caso", agrega, "ha sido el del monasterio de San Plácido, en la calle de San Roque, donde se han inventariado y documentado hasta 23 obras de artistas como el espléndido pintor de la corte Claudio Coello o esculturas de Manuel Pereira y tallas de Gregorio Fernández y de Martínez Montañés". Iniciado en su día por UCD, el inventario fue continuado por el Gobierno regional socialista, que se lo encomendó a Araceli Pereda por iniciativa de su Comisión de Patrimonio. Su ejecutivo es hoy Juan Carlos Doadrio, viceconsejero de Promoción y Patrimonio. La tarea, una vez culminada, permitirá calibrar la entidad artística de Madrid.

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