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La guardia personal del jefe de la guerrilla de Sierra Leona mata a cinco manifestantes

Todo comenzó como una manifestación pacífica delante de la vivienda en Freetown de Foday Sankoh, líder histórico del Frente Revolucionario Unido (RUF), la guerrilla de Sierra Leona. Unas 5.000 personas, entre las que se encontraban miembros de la milicia progubernamental de los kamajors (cazadores de montaña) y ex militares golpistas, antiguos aliados del RUF, avanzaron hacia la casa de Sankoh profiriendo gritos a favor de la paz. La guardia personal del jefe del RUF abrió fuego contra los manifestantes. Entre cinco y siete personas perdieron la vida y otras 15 resultaron heridas.

El origen de este grave incidente sigue siendo confuso. Parece probado, según diversas fuentes, que el tiroteo partió desde dentro de la casa de Sankoh. En él se emplearon armas automáticas y lanzagranadas en ambas direcciones. Los kamajors, pues, debieron responder a la agresión. Los cascos azules nigerianos, encargados de la protección, lograron recuperar el control con el uso de blindados. Aunque se ignora si Sankoh estaba en la vivienda, es significativo el alineamiento de los hombres del ex capitán Johnny Paul Koroma, antiguo jefe de una junta militar aliada del RUF en 1998 y 1999, con las fuerzas que apoyan al Gobierno constitucional. La confusión política se une a la confusión real que reina en las calles de la capital, con informaciones contradictorias sobre las intenciones del RUF. El puerto y el helipuerto de Freetown se hallan desbordados. Cientos de personas se hacinan con la intención de huir de la ciudad por temor a la inminente entrada del RUF como ocurriera en 1999. La desbordada fuerza de paz de Naciones Unidas multiplica sus esfuerzos en dos frentes: en el diplomático, para lograr la liberación de los casi 500 cascos azules hechos prisioneros por la guerrilla, y en el militar, donde combate con todos sus medios al RUF a 60 kilómetros al suroeste de Freetown. Esa lucha se concentra en torno a Masiaka y Rogberi.

La ONU admitió ayer la pérdida en la tarde del domingo de uno de los helicópteros de avituallamiento a sus tropas desplegadas en el interior. El aparato, alcanzado en el rotor y en uno de los depósitos de combustible, logró posarse en Makeni, la segunda ciudad del país. Se ignora la suerte de sus ocupantes.

Los esfuerzos por lograr la liberación de los cascos azules, pese a la mediación de Libia, país que posee cierto predicamento sobre la guerrilla sierraleonesa, no han ofrecido resultados concretos. El Gobierno de Zambia, a través del ministro de Defensa, Chitalu Sampa, que tiene 200 de sus 800 soldados desplegados en Sierra Leona en manos del RUF, exigió ayer a la ONU decisiones rápidas para lograr su liberación.

Sin interlocutor válido

El problema de cualquier negociación con el RUF es su aparente falta de interlocutores con poder real. El líder Sankoh, que disfruta de un puesto en el Gobierno tras los acuerdos de paz del 7 de julio de 1999 en Lomé, está aislado de su jefe militar, Sam Bockarie, alias general Mosquito, que es quien controla las fuerzas del RUF. Detrás de Mosquito está, desde hace años, el Gobierno de Liberia, sobre el que nadie está ejerciendo presión alguna.

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El Reino Unido, la antigua potencia colonial en Sierra Leona, dispone de una fuerza de 700 paracaidistas, 230 de los cuales llegaron ayer al aeropuerto de Lungi, al otro lado de la bahía de Freetown, y cuya misión es preparar la repatriación de británicos, ordenada ayer por el Gobierno de Londres. Los paracaidistas cuentan con el apoyo de un portahelicópteros, una fragata y tres barcos.

Las organizaciones humanitarias que reanudaron sus trabajos sobre el terreno para paliar las gravísimas secuelas de la ofensiva militar del RUF en 1999 han tomado la decisión de replegar a sus trabajadores a la vecina Guinea Conakry. El miedo de todos es que la guerrilla repita sus tácticas de hace año y medio: asesinatos indiscrimados, amputaciones de lenguas, brazos o piernas en unos macabros sorteos realizados en los barrios del extrarradio de Freetown.

En aquellas fechas los guerrilleros del RUF obligaban a los civiles a salir de sus casas y les entregaban un papelito con su suerte escrita en él: brazo corto, brazo largo; brazo derecho, brazo izquierdo. A continuación ejecutaban la sentencia decretada por el azar.

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