Yacimiento zoológico

Cansadas después de un largo viaje desde Madrid, las dos jirafas han iniciado un periodo de aclimatación a su nuevo hábitat. En su primera jornada, el macho se muestra un pelín indiferente y apático. Tarda en responder a la oferta de comida. Su compañera, que parirá en septiembre, come con voracidad los bollos de pan duro. La pareja de jirafas han sido los últimos inquilinos llegados a la reserva natural de Castillo de las Guardas (Sevilla), que acogerá a más de 800 ejemplares exóticos de una treintena de especies.Donde antes se afanaban peones laboriosos para arrancar el cobre a la tierra corretearán ahora jirafas, bisontes y avestruces, entre otros. Incluso la presa construida como lavadero de minerales tendrá un claro aprovechamiento para las sesiones de baño de los hipopótamos y para mitigar la sed de otras especies. A diferencia de un zoológico tradicional, las reservas permiten que los animales gocen de un régimen de semilibertad, más acorde con las posiciones ecologistas de las sociedades actuales.

La del Castillo de las Guardas, además, ocupa un territorio tan vasto (230 hectáreas) que cada especie puede disponer de 10 hectáreas en exclusiva. A un tiro de piedra del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, se podrán escuchar bramidos de elefante o los sonidos de rapaces alejadas de estos lares como las águilas canadiense, volatinera -originaria de África- o un buitre de Sudamérica, que tiene la facultad de oler.

Acceso controlado

Las aves rapaces están en pleno proceso de aprendizaje, adiestradas por cuatro cetreros. Serán las protagonistas de un espectáculo de vuelo y caza simulada (no se utilizan presas reales), que los visitantes podrán contemplar en la reserva. El recorrido por el recinto no será libre. Para evitar accidentes, el público accederá a las parcelas donde vive cada especie en un tren neumático, que recorrerá un itinerario de siete kilómetros. No todos los animales son peligrosos, pero tampoco todas las personas son inofensivas.

Los dromedarios, por ejemplo, son capaces, en una sesión fotográfica, de meter el hocico hasta el objetivo. De hecho están acostumbrados al protagonismo: la propietaria de la reserva es la principal suministradora de monturas para las cabalgatas de los Reyes Magos. Las avestruces no son menos curiosas e incluso los bisontes están dispuestos a comer de la mano en un gesto de mansedumbre engañosa. Para impedir que un exceso de confianza se convierta en suceso, los responsables de la reserva han optado por controlar el acceso.

Antonio Ibáñez Martínez, director y propietario de la empresa Safaris Reunidos, promotora del proyecto, tiene una larga experiencia como inversor en el campo del ocio. Se estrenó en Madrid, asociado con Carlos Falcó, para abrir un recinto de 60 hectáreas hace 30 años, donde lograron la reproducción en cautividad del rinoceronte blanco. Luego sumaría otro similar en Elche, de unas 14 hectáreas. Entre ambas instalaciones reciben cerca de 600.000 visitas al año.

Pero el empresario ha perdido el sueño desde que conoció la antigua finca de Minersa, en Castillo de las Guardas. Vio el puente y el lago artificial creados a finales del XIX -otra herencia de la arqueología minera, además de las edificaciones-, imaginó a sus animales campando por la zona casi a sus anchas y le salió la ecuación perfecta.

Su empresa invertirá entre 1.200 y 1.300 millones de pesetas para acondicionar la reserva natural, que se abrirá al público el próximo 18 de mayo. Además de la infraestructura dedicada a los animales, parte del dinero se ha destinado a construir instalaciones hoteleras y de acampada para escolares. Las antiguas edificaciones mineras se han reutilizado para el proyecto, que permitirá crear un centenar de puestos de trabajo. El tirón económico que puede representar en esta zona rural sevillana ha permitido que la empresa recibiese una subvención de los fondos Feder.