Los parlamentarios del Consejo de Europa piden la expulsión de Rusia

No habrá periodo de gracia. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, reunida en Estrasburgo (Francia), condenó ayer a Rusia por las violaciones de los derechos humanos en Chechenia y pidió al comité de ministros de Exteriores que ponga en marcha el procedimiento de expulsión. Además, la Asamblea retiró el derecho de voto de la delegación rusa, que, en respuesta, abandonó el pleno.

El borrador inicial, que preveía dar a Moscú un plazo que caducaría el 31 de mayo para mostrar su voluntad de llegar a una solución política, se alteró tras el debate para exigir pruebas inmediatas de que se producen progresos.Se veía venir. Tanto el comisario de Derechos Humanos del Consejo, Álvaro Gil-Robles, como el británico lord Judd, que encabezó recientemente una misión investigadora en el Cáucaso, y su compatriota lord Russell Johnston, presidente de la Asamblea, habían llegado a la misma conclusión (que son injustificables los excesos de las tropas y el uso desproporcionado de la fuerza) y habían pedido a Moscú que se enmendase.

Ayer se celebró el juicio, con 14 diputados de la Duma (Parlamento ruso) que, salvo la excepción del disidente Serguéi Kovaliov, actuaron como abogados defensores, y con una oferta de última hora del ministro ruso de Exteriores, Ígor Ivanov: permitir que tres representantes del Consejo trabajen en Chechenia con el enviado ruso para los derechos humanos en la república rebelde en la investigación de las denuncias de atrocidades. No fue suficiente. El jurado (la Asamblea) dijo culpable y recomendó una sentencia ejemplar: la expulsión. Y, además, no dejó votar a los rusos, lo que provocó la irritada salida de la delegación de Moscú.

Las exigencias del Consejo de Europa no son fáciles de cumplir: negociación sin condiciones previas con las autoridades chechenas para buscar una solución política; rápido alto el fuego; fin del uso desproporcionado de la fuerza y del envío a Chechenia de soldados de reemplazo; fin de los ataques a la población civil e investigación independiente de las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de guerra.

No es seguro que los jueces (es decir, los ministros de Exteriores) se decidan a ejecutar la sentencia. Sería una humillante bofetada para un país aún poderoso y en el que predomina la convicción de que Occidente aplica un intolerable doble rasero en las crisis de Kosovo y de Chechenia.

El líder ultranacionalista Vladímir Zhirinovski dio ayer un adelanto de la reacción que podría darse en Rusia cuando se mostró partidario de que su país salga del Consejo porque eso le dejaría manos libres para una actuación aún "más cruel" en Chechenia.

El español Javier Solana (responsable de Política Exterior y de Defensa de la Unión Europa) y el portugués Jaime Gama (titular de Exteriores de su país y presidente de turno de la Unión) serán los primeros dirigentes occidentales que podrán comprobar de primera mano cómo ha sentado la noticia al presidente electo ruso, Vladímir Putin, con el que hoy se reunirán en Moscú.