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Cientos de muertos en Chechenia en una guerra que se daba por acabada

Los encarnizados combates en el sur de Chechenia están causando en los últimos días centenares de muertos en ambos bandos y ponen en entredicho las declaraciones triunfalistas de los jefes militares rusos, que llevan semanas diciendo que la "operación antiterrorista" está a punto de concluir con la derrota total de los rebeldes refugiados en las montañas. No se trata sólo de las bajas que cada bando asegura que ha causado (más de 400 en menos de una semana), sino incluso de las que se admiten como propias.

El ministro de Defensa, Ígor Serguéyev, pasó ayer por el mal trago de confirmar que el 29 de febrero, en unas colinas próximas a Ulus-Kert, murieron 85 paracaidistas sorprendidos por el intento de más de 600 rebeldes de romper el cerco y huir hacia Daguestán. Desde hace cinco días, las tropas rusas intentan tomar el control de Komsomolskoye, en la boca de la garganta de Argún, pero los centenares de guerrilleros que allí resisten al mando de Ruslán Gueláyev se lo están poniendo muy difícil. Sobre la suerte de este comandante rebelde hay informaciones contradictorias, desde que ha logrado huir a que resultó herido al pisar una mina.

En cuanto a Shamil Basáyev, que perdió un pie por la misma causa al escapar de Grozni, la agencia rusa RIA afirma que se ha refugiado en una cueva cercana a Ulus-Kert, y que espera allí, inconsciente, una operación quirúrgica para evitar que se le gangrene la pierna herida.

La guerra de Chechenia sigue siendo la principal baza del primer ministro y jefe de Estado en funciones, Vladímir Putin, para ganar la presidencia en las urnas el próximo día 26. La última encuesta, hecha pública ayer, le atribuía el 59% de la intención de voto, aunque otros sondeos le sitúan más cerca de la frontera del 50% que hay que superar para evitar una segunda vuelta electoral.

En una amplia entrevista publicada en el diario Kommersant, aperitivo de un libro fruto de más de 20 horas de conversaciones, Putin reafirma su intención de mantener a Chechenia dentro de Rusia y dice que tiene intención, una vez exterminados los "terroristas", de implantar por dos años una Administración presidencial directa en la región.

Entretanto, la suerte del periodista de Radio Liberty Andréi Babitski se complica. La agencia Interfax, citando fuentes del Ministerio de Justicia, aseguraba ayer que el informador -detenido por los rusos, canjeado a un grupo checheno y liberado en extrañas circunstancias- ha sido procesado por colaboración con los "terroristas" chechenos, un delito por el que podría ser condenado a cinco años de prisión.

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El caso Babitski se ha convertido en el símbolo del peligro que corre la libertad de expresión en Rusia y de las dificultades para informar de forma independiente del conflicto de Chechenia.

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