La policía belga quiere que sus garajes sirvan para retener 'hooligans'
La policía de la ciudad belga de Charleroi ha presentado una propuesta al Ministerio del Interior para convertir los garajes de las comisarías locales en centros temporales de reclusión durante la Eurocopa 2000. Los responsables policiales estiman que necesitarán instalaciones disponibles para acoger a un millar de hooligans "por si las cosas se ponen mal" durante el encuentro entre Inglaterra y Alemania, para el que se espera la visita de 20.000 aficionados de ambos países. Las gendarmerías de otras ciudades, como Bruselas, Lieja y Brujas, también estudian proyectos similares.
En las comisarías de Charleroi, una de las ciudades belgas donde se jugarán partidos de la Eurocopa 2000, se han disparado las alarmas: el 17 de junio se jugará en el estadio local el Inglaterra-Alemania, uno de los partidos calificados de alto riesgo por la peligrosidad de las hinchadas de ambos países. En previsión de posibles altercados, los servicios de policía de Charleroi han elaborado un proyecto para convertir temporalmente los garajes de la gendarmería en centros de arresto administrativo donde retener a los mil hooligans que la policía local prevé detener en esos días."No se trata de prisiones, ese es un término demasiado fuerte, sino de locales donde podrán permanecer arrestados durante algunas horas los hooligans y sólo con carácter administrativo", explicaron ayer fuentes del Ministerio belga del Interior. "No es nada más y nada menos que eso. Tenemos que prever una infraestructura para este encuentro por si hay que arrestar personas", explicó el máximo responsable policial de Charleroi, Michel Rompen.
La iniciativa, que ha sido tomada por el alcalde de la ciudad y la policía, está siendo ahora analizada por el Ministerio belga del Interior, que es el encargado de dar el visto bueno a la propuesta y conceder la financiación necesaria para ver llevar a cabo el proyecto. "Son las ciudades las que son responsables de la seguridad", añadió Rompen, quien explicó que los centros de arrestros contarán con "suficientes habitaciones y servicios sanitarios para cumplir con los requisitos legales". Este proyecto de los servicios policiales de Charleroi también está siendo estudiado por otras ciudades donde se celebrarán encuentros, como Brujas, Lieja y Bruselas.
Els Cleemput, portavoz de la policía belga, explica que el mensaje que se quiere trasladar es el de que "cualquier aficionado que no se comporte correctamente, se emborrache o compre entradas en el mercado negro se quedará sin ver los partidos".
Tolerancia policial cero
Michel Rompen coincidió con su colega, y advirtió que la policía serán radicalmente estrictas durante la competición. "Nuestra estrategia no será la de restricciones generales previas, pero sí la de detenciones inmediatas: tolerancia cero ante cualquier incidente", subrayó el comisario de Charleroi.
Junto a otras medidas de seguridad, las autoridades belgas y holandesas están prestando especial atención al cierre de sus fronteras a hinchas violentos durante la disputa de la Eurocopa. Bélgica, donde el recuerdo de la tragedia de Heysel está en la memoria de todos, ha firmado un acuerdo con Alemania y el Reino Unido para el intercambio de información sobre los hooligans. "Tenemos una lista de seguidores que no son bienvenidos", explicaron fuentes del Ministerio belga del Interior. "Bélgica tiene el derecho de rechazar a los hooligans en la frontera y a detenerlos durante un periodo de 24 horas", añadieron. Holanda, por su parte, llegó ayer a un acuerdo con uno de los estados alemanes fronterizos, cuyas autoridades se encargarán de impedir cualquier viaje a Holanda de los hinchas germanos durante la Eurocopa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.