El Gobierno y el PNV multiplican sus gestos a los socialistas objeto de los ataques

El PNV y el Gobierno están multiplicando en estos últimos días sus gestos de solidaridad con las víctimas de la kale borroka, enfocada en las últimas semanas contra cargos y militantes socialistas. Tanto el partido como el Ejecutivo parecen haber acusado las críticas de la última semana, aun considerándolas injustas o malintencionadas, y han prodigado los gestos de acompañamiento y rectificación.El lunes, el portavoz del Gobierno, Josu Jon Imaz, pidió perdón a la familia de Fernando Buesa y al día siguiente, lo hizo el propio lehendakari. Tras la rueda de prensa en la que llamó a la calma, y sin advertir siquiera a sus colaboradores más cercanos, Ibarretxe se trasladó al domicilio de los Buesa, donde se encontró por fin con la viuda y los tres hijos del dirigente socialista asesinado.

Los gestos no se han limitado a la familia Buesa ni los ha protagonizado sólo el Gobierno: también el PNV se ha hecho presente. Así, ante el ataque, el lunes, al domicilio de la concejal socialista de Leioa, Nieves Hurtado, y el incendio del coche de otro edil de Durango, Fernando Castillo, el PNV estuvo en las dos convocatorias de solidaridad con los atacados. Iñaki Anasagasti estuvo en la concentración de Leioa, lo mismo que el diputado general Josu Bergara y el alcalde peneuvista de la localidad. A otra convocatoria en Barakaldo, acudieron el miembro de la ejecutiva nacional del PNV, Javier Atutxa, y el parlamentario Iñigo Urkullu. El miércoles el propio portavoz del Gobierno, Josu Jon Imaz, participó en nombre del Ejecutivo en la concentración de Durango.

Los ataques siguen teniendo como objetivo preferente, lo mismo que antes de los asesinatos de Vitoria, a cargos locales y militantes socialistas. La atención de los grupos de apoyo a ETA que practican los sabotajes viró del PP, víctima principal de su acoso durante mucho tiempo, hacia los socialistas en cuanto el PNV y el PSOE iniciaron movimientos de acercamiento.