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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

A vueltas con las cuotas

¿Tan difícil resulta para muchos conciudadanos pensar en términos de igualdad que incluso un reparto igual del poder político sólo se aprecia como una cuota?¿Quién puede negar que la división más fundamental y originaria en la sociedad humana es la existencia de mujeres y hombres? Además, al 50%. Por ello, la mitad en presencia social ergo la mitad del poder político no es una cuota, sino la configuración jurídica de un derecho de igualdad sustancial y forma parte de un nuevo orden simbólico, el de los límites.

Con un instrumento jurídico se ha tomado la decisión democrática de que la diferencia extrajudicial en la distribución del poder político entre mujeres y hombres no debe ser preservada, sino eliminada, removida (véase el artículo 9.2 de la Constitución Española). Igualarnos significa delimitar obligaciones y derechos, ni las mujeres, ni los hombres podrán aprovecharse de sus capacidades individuales para imponer a los demás sus intereses particulares. Las mujeres francesas únicamente tendrán un derecho sustancial de igualdad en el reparto del poder político porque son la mitad del pueblo francés. Lo importante es, en el caso de que se apruebe la Ley francesa de Igualdad del Poder político entre hombres y mujeres, ¿qué uso harán de ella?- .

Parece ser que

la República Francesa ha aprobado un proyecto de ley que asegura la paridad absoluta entre mujeres y hombres en las listas electorales, y que además, castigará económicamente a los que incumplan dicha paridad. Rápidamente, en España, las voces femeninas se hicieron oír en los programas matutinos de radio. Rápidamente reclamaban lo mismo para nuestro país.La discriminación positiva es discriminación, por muy positiva que sea. Quienes luchan contra ella desde diferentes formas: escuelas, institutos, ONG, vida política, empresas privadas, etcétera, no pueden defenderla en ninguna de sus formas, sólo porque tenga el aspecto engañoso de la igualdad y de la verdadera libertad. ¿Por qué deben tener unas cuotas las mujeres? ¿Qué ocurre si en un partido no hay las suficientes mujeres capacitadas para los cargos?

Sé que algunas feministas piensan que la discriminación positiva es necesaria como forma de lucha contra la discriminación negativa. Como que no hay igualdad real en la sociedad, entonces debemos discriminar las leyes hacia aquellos grupos que quedan desprotegidos, en este caso las mujeres. Pero ¿qué ocurre con otros grupos también discriminados, incluso de forma mayor que el de las mujeres? Siguiendo la misma lógica de las feministas deberíamos crear una cuota para gitanos, negros, magrebíes, homosexuales, cuya discriminación parece que se nos olvida por el hecho de que o son pocos, o no se les ve mucho. Claro que si hay alguien discriminado de verdad en este mundo nuestro son los pobres; por tanto, hagamos una cuota de pobres. El 5% de nuestros ministros o ministras debe ser pobre, y por supuesto, su sueldo debe ser bajo, porque en caso contrario pierde su derecho a la cuota.

Lo más evidente de todo ello no radica en el ridículo que supone, ni en la dificultad que impone, sino en la pérdida de los valores universales que la democracia pretende defender. El primero, por supuesto, el de la igualdad. Si la queremos, luchemos por ella, pero no impongamos una desigualdad para compensar, o siempre estaremos pagando los intereses de la com-

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pensación.- Ángel Luis del Barco. Palma de Mallorca.

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