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El hombre acusado de matar al novio de su hermana declara estar arrepentido

Valentín G. D. , de 44 años, se levantó y, sin que nadie le preguntase, se dirigió a la juez con voz queda y dijo: "Estoy arrepentido". Después preguntó si podía ver a su madre. Concluía así la primera jornada del juicio con jurado que comenzó ayer en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Bilbao por un delito de homicidio. El acusado asestó nueve puñaladas al novio de su hermana el 1 de julio pasado tras mantener una discusión.

Un jurado mayoritariamente joven escuchó ayer la declaración serena de Valentín G. D., quien reconoció haber acuchillado hasta acabar con su vida a J. L.P., el novio de su hermana, en presencia de la joven y de su madre. El 1 de julio pasado, el acusado estuvo tomando unas copas, "dos de pacharán y tres o cuatro vinos", según testificó el propietario del bar, quien también aseguró haberle oído decir: "Me voy a cargar a un tío". Después se dirigó a su domicilio en Barakaldo. Allí, Valentín G. D. se encontró con la víctima que salía de la casa y, como en otras ocasiones, se enzarzaron en una discusión.La madre del acusado y su hermana, presentes el día del suceso, así como otra hermana y el marido de ésta, negaron en el juicio que la víctima, que era toxicómano, estuviese pinchándose y que fuera ése el motivo que irritó al acusado. Por el contrario, éste, quien desde un primer momento reconoció la autoría de la muerte, relató que entró en la casa y vió al novio de su hermana con una jeringuilla, y que se estaba pinchando delante de un sobrino. El acusado argumentó su reacción añadiendo que la víctima había introducido a su hermana en el mundo de las drogas.

La madre del acusado y su hermana coincidieron en que se dirigieron a la calle junto a la víctima mientras trataban de que Valentín entrara en casa, a lo que se negó. Les siguió por las escaleras y ya en la calle, amenazó a J.L.P., al que dijo que iba a matar. Sacó una navaja de su pantalón, donde la encontró ensangrentada después la Ertzaintza, y le asestó nueve puñaladas.

Los cuatro ertzainas que participaron en la detención declararon que Valentín G. D. no presentaba síntomas de embriaguez y que estaba "ido" y "pasadillo y asustado". "Para mí que no sabía lo que hacía", señaló un agente. La familia del muerto ha ocultado a su madre el hecho.

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